Si nunca has contemplado
el rojo de los ríos, como vas a saber que es la poesía. Ena, se rebela, y se
reinventa en cada verso sentada al borde del viento, ese que la despeina, ese
que la abraza, ese que la deja sin habla. La poeta nos canta en las tinieblas,
pero su palabra es vida, e ilumina el camino absurdo hasta volverlo un mar de
sentimientos que place nadar una y otra vez de orilla a orilla. Su sombra podrá quedar las veces que quiera en el espejo, pero sin duda sus letras se volverán eternas.
Interpelación
Por qué imprimirte en blanco,
por qué no en agua, en piel, sobre arena
fría.
Por qué no grabarte en el paladar y
llevarte de compras.
Que te enteres de las conversaciones en
la isla,
del desdén que se cuela en los estantes,
del ladrido maloliente que pasea la
noche.
Que te mires en los ojos del vagabundo
en vez de insistir en tu desolación.
Por qué no atosigarte hasta reventar:
que des cuenta de los tornillos que el
hermano
pule cada noche en sus prótesis
cansadas.
Por qué insistes, palabra, en el seno,
la rosa, el sueño.
¡Corre detrás de la raposa que hurga el
trigo!
¡Consuela a las madres en las plazas!
Ay, pero qué sabes tú,
si nunca has contemplado el rojo de los
ríos.
Si lo único que has hecho
es embelesarte en el vuelo del colibrí.
Mutismo
Sin nada que decir
sentada al borde del
viento
como brújula
que pierde el sur.
que pierde el sur.
Agencia inmobiliaria
Pintas la casa
―solo lo necesario―
cubres paredes maltrechas
como velando tu culpa.
Pones un aviso:
se vende, cuatro piezas
sin remodelar.
Luego clausuras las ventanas
sin saber que ella sigue allí
exhibiendo sus años
y la oscuridad de sus pechos.
Dejas las flores
como último acto de rebelión.
Pregunta
¿Quién soy yo ahora que el letrero
“Cerrado por demolición”
cuelga en mi frente?
Boceto
¿Esta soy?
¿La que sueño?
¿La que quiere ser?
¿La que se lamenta
porque no la miro?
La que canta en tinieblas
con papeles escritos sin nadie.
La que encuentras desnuda en tu calle
dando a luz el dolor que no conoces.
Soy el rostro desdibujado y la mendiga
que rechaza el vino.
Soy la mujer que traza cuarenta y siete
veces su sombra en el espejo.
Biografía
Ena Victoria
Ramírez Peñuela. Ipiales, Nariño, Colombia, 1968.
Poeta y médica
Ha participado
en lecturas y en talleres de poesía coordinados por Federico Diaz-Granados, Fredy
Yezzed, John Galán Casanova y Jaime García Maffla. Desde 2015 participa activamente
en el Taller de poesía de Domingo Atrasado que dirige Federico Cóndor.
Su libro “Tu
Nombre en la Piedra”, fue finalista en el Concurso Internacional de Poesía Paralelo Cero 2019, organizado por el Festival de Poesía Paralelo Cero y El Ángel
Editor, Quito (Ecuador), aparece en la antología del 11 encuentro internacional
de poetas en Ecuador, Paralelo 2019 y ha sido publicada en revistas
electrónicas de poesía como Literalidad.
Radica
actualmente en Bogotá (Colombia).
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