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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Luz Mary Pineda (Colombia)

En la poesía de Luz el miedo no cuenta. Sus versos son poemas que extrañan besos y justamente ahí los encontraremos tatuado en la boca. Su palabra se atrinchera para tomar el rumbo del despertar estallando todos los colores y acallando los silbidos del invierno. Pineda surgió del silencio rompiendo cristales, atrapada en rituales de humo y conjuros, embriagando la lengua y seduciendo al mundo con sus frutos.   Último grito De paso por el crisol del destino             no están tus ojos. Solo el ruido de lámparas viejas          habitan el cielo de la habitación. Faltan tus manos acallando los silbidos del invierno. Sabemos que el encanto es un pacto de cicatrices que se difumina al dormir cada noche. Sabemos que el amor escucha cantos de sirenas antes de                colgar                          el                            corazón                                         sobre las fauces del olvido.   Bajo los balcones Hoy el mundo recoge sin prisa

Jorge Andrés Franco (Ecuador)

La poesía de Jorge Andrés aturde la noche con gemidos. Mientras propaga historias de bondad, llena la piel a su vez con incertidumbre. Franco se arriesga a escribir sin adornos, hace poesía hasta por los codos. La memoria y sus letras tienen un silencio en común, un acento suave, donde su próxima estocada será derrumbarlo todo.   Mar de rulos dorados propagas historias de bondad cicatriz evaporada por nostalgias fermentadas llegas con la música que florece te vas en silencios que murmullan dibujos acento suave de montaña risa de caricatura con hambre coloreas la procesión de la ciudad con tu palidez danza asimétrica tsunami dormido percusión de río prepara el té despierta mira si sobrevives a esta alma.   -X- Atravesó el estómago de la nube salpimentó sus piernas con vidrios pronunció su propia sangre en los pastizales ella tan desarmada a medias arrastrando su lengua hacia las raíces acuchillando a los magos de los libros cansada de chuparse sus signos buscó entre la nada una muerte p

Hugo Orlando Ramírez (Argentina)

  La poesía de Hugo nace para trascender. En sus versos habitan los pequeños milagros, nos muestra el camino que tiene claridad en la madrugada, rompen las cadenas del silencio. Aun cuando todo están incierto y soplen los vientos repentinos, sus letras nos acercarán al destello vivo con el que nos cobijan unos ojos que le sonríen al mundo. Ramírez es un generador de poemas que esparce por la tierra con el afán de nutrir una vida agradecida. Amo saberte luz Aún en tiempo de la espera, cuando todo parece tan incierto, floreces, aunque no lo sepas.   Aunque los días se vean inútiles a veces. Las hojas por los aires cuando soplan los vientos repentinos, floreces.   Floreces, y es tu esencia el florecer. Mujer que siembra luz y va dejando huella aún en el desorden de un mundo nunca dócil.   Aún cuando traiciona el pensamiento y te acosan las preguntas, habrá un destello vivo en el rincón de tu alma.   Floreces y das vida floreciendo. Iluminas