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Mostrando entradas de febrero, 2022

Marialuz Albuja Bayas (Ecuador)

La poesía de Marialuz anuncia un encuentro. Sus versos acarician la gruta en que vivimos y todo lo bueno se despierta. La poeta Albuja tiene esa fuerza de las olas que derrumban la rabia innecesaria hasta convertir ese vacío en locura. Tal vez por eso aún el tiempo no se ha ido. Estos placeres de la carne Sus movimientos en la orilla que no sabe   dónde el fin dónde el destrozo.   Amamantarlo sin ninguna pretensión. Vagabundear  condescender besar el barro.   Hace ya mucho que no era tan humana. Y ahora que lo veo tan divina.   Me miro y no me reconozco Algo de bueno se despierta sin que yo lo haya buscado   el aire el sol la tierra los gusanos   todos los todos de la luz sus claroscuros   el aire el sol la tierra los gusanos.   Romper el vaso contra un muro. para ahogar a las hormigas que buscaban alimento y se toparon con mi rabia en la baldosa. Regar el jardín por si un día regresan las nubes. Partirme en pe

Alejandro González Espinoza (Chile)

La poesía de Alejandro se acomoda en el pausado devenir de la certeza. Sus versos se balancean sobre la perfección y la esperanza hasta saborear el triunfo y la salvación.  Sus palabras nos llevarán a un viaje donde no tendremos excusa para creernos inmortales. “¿Qué bestia caída de pasmo se arrastra por mi sangre y quiere salvarse? (Alejandra Pizarnik)   1.-   Mi propio verso cubierto de miedo se balancea y gime   No se detiene la bestia con la oración no rinde pleitesías vacuas a gesto contrito no tiene por qué   Quiere salvarse la bestia carcomiendo rojo entramado alimentar su descendencia con gritos líneas desbordantes de espanto   La bestia indiferente a cielos o bosques encuentra un hueco en mi sangre donde se acomoda   y crece        “No tengo ambiciones ni deseos. ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo” (Alberto Caeiro)   2.-   Pero sí los tengo digo que no pero sí los tengo   No es la copa del poeta la que me atrae sino sus aves   las que una vez maduras

Sofía Amaranta Goglia (Italia)

La poesía de Sofía es la fragancia que se abre paso ante nuestra curiosidad. Sus versos pasean sobre libertades hasta convertirse en la verdad absoluta. Su palabra será la guía que nos llevará al delirio de vivir cada día y nos mostrará lo endulzante que puede ser el deseo. Ella sembrará en nosotros la semilla del poema. Endulzante Por primera vez la soledad me acogió como una monja a un recién nacido. Y de su mano me guió, su dedo señaló una puerta y allí deje atrás entre el amargo de mi lengua y lo tocada de mi piel. Abriendo paso a las semillas que darían flores desde mis vellos, desde mi saliva, desde mi azúcar, endulzaría aquello que con café amargaron   Dependencia Mutilo mis verdades porque me he aferrado a la dependencia que te tengo. El delirio que vivo cada día provoca que en mí crezcan espinas que cortan, y sangro óleo tinto. Mutilé mi inmunidad queriendo sentir lo que es verdad.   Libertades Bohemias mis pisadas, altas y sonoras. Pasean sobre libertades siendo prisioneras d