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Mostrando entradas de mayo, 2020

Johanna Elizabeth Jiménez Torres (Ecuador)

La poesía de Johanna cobra vida, ella escribe con la fuerza de un dios. Me quedé prendido entre sus letras, imaginando cada verso donde la piel se desvive. Jiménez con su trabajo poético nos regala libertad, esa que nos invita a nadar por el océano de mariposas que viven en su vientre. Aunque la melancolía ronda por ciertos parajes, siempre perderemos la cordura y el alma se nos escapará por aquella ruta, la del camino de finales memorables. Entre hojas verdes Podocarpus: testigo Del abatirse en las ramas del opuesto prendarse entonces, cual bestias inefable: copular en el acto aplacarse como marionetas entre ósculos, zalemas, lamidos y verbos Prestando oídos a la garúa de la espesa arboleda oriental se amalgamaron las lamentaciones del amor hasta el espasmo de su ánimas Ahí cariño mío el tiempo se aparcó, ataxia solo hubo la marmita se iba a romper de tanto cocer petricor habitaba el ambiente el antropoide hacía fiesta con nuestro aguante nosotros nos amarizábamo

Yanier H. Palao (Cuba)

Cuando leemos a Yanier caminamos por tierras fértiles. Sus letras son como el mar que abandona la arena dejándola marcada por donde estuvo. La poesía de Palao ejercita la sonrisa y nos mueve hacia los libros para adentrarnos en sus páginas y descubrir esa parte de nosotros ilegal, escondida, enterrada, pero también atrevida, astuta y sedienta por la verdadera palabra. El corazón se nos revela porque su texto poético nos derrumba por dentro pero su pasión por lo que hace nos mantiene de pie. Oriente Los cementerios crecen al lado del litoral, las cruces de hierro se deshacen, se integran a las tierras fértiles. La madera se curte, agrietándose; resiste más que el metal. Es corrosivo el ambiente. Las altas mareas inundan las bóvedas dejando solo las cruces al descubierto, como si naufragara el cementerio. Cuando el mar abandona la tierra deja la marca por donde estuvo. Entonces yo pienso en la zona de inmersión, la toco, está húmeda. Hemos tenido una parte de nosotros ilegal, escond

Aurora Cervantes Casares (Ecuador)

Aurora, la poeta del amor. Sus versos nos invitan a cerrar los ojos, apretarnos los labios. En sus letras encontramos un regalo que viene acompañado de la frescura sonrosada, que solamente da la caricia del viento de los páramos. En sus textos su voz nos llama, y el silencio se vuelve chocolate cuando hemos sido los elegidos de presenciar el milagro de sus palabras, conmoviendo a placer nuestros cuerpos ávidos de lectura. Quería Quería ser poeta del amor, del paisaje,  de la luna, de la noche, del amanecer. Me repugnaban, me irritaban los tristes, los amargados que decían NO a todo. Quería ser poeta y... se me atoraban los sueños. Las palabras se quedaban mudas, el lápiz quieto.  Solamente una sonrisa de idiota queda ahora floreciendo en mi cara vieja, de poeta. Me gustas .......me gusta oír lo que cuentas en silencio. Me gusta oír lo que callas, me gusta oírte sollozar, me gusta verte caminar, correr, reír, cantar.  Definitivamente !Me gustas! Te

David Sánchez Santillán (Ecuador)

Cuando leemos a David veremos una ruta, la ruta del instante, la ruta de la atención, despierta, incisiva, acuosa que anuncia un presagio lleno de exquisiteces y alegrías de un buen día. No lo repetiré dos veces, pues su poesía es el agua que se convierte en vino y todos hemos sido testigos de la opulencia de sus letras, la que levanta hasta los caídos de una ciudad y los lleva al cielo literario.                                                                         "Leer mi vida -entre líneas- con perdedores y mentirosos ha sido uno de los mejores regalos que pude obsequiarme a mí misma.  En guardia y atenta"                                                                                                                                           Otep Shamaya  I Curvando por el pasillo de nuestra casa… tú responderías: El color de las paredes, anuncian un presagio  adivinando ciertas letras escondidas en las fisuras, fisuras que llenan el plan infin