Ir al contenido principal

Yankilé Hidalgo (Cuba)


Yankilé, la poeta del nombre fiable. Va robando sueños al azar para ir estrenando un cúmulo de sonrisas entre sus lectores. Sus valientes letras la hacen una mujer con agallas, y aunque lleva rabia en los mil costados, la hemos visto columpiándose entre la belleza de su inocencia y sus versos copados de esperanza, aquellos que sacuden estrofas sobre su boca llena de nobleza para definir el destino no solo suyo, sino también el de los vivos y el de sus muertos.


Sin mucho esfuerzo
He visualizado tus manitas cuando tomaban algunas hojas de algún jardín al que
creías enorme ante ti
Te imagino dando tus primeros pasos,
Acariciando un perro
Alegrándote al ver tan cerca el mar.
Dime, ¿en qué momento te volviste tú en el canalla que hoy eres, Juan?
Robando sueños al azar, Arturo, con ese rostro amable y bonachón y un cúmulo
de sonrisas por estrenar.
¿En qué momento, Pedro, sorprendiste al mundo con una falsa promesa
y una ferviente inútil castidad
tan intransigente que te has vuelto con la madre Tierra
lanzando escupitajos de furia y odio contra la raza humana y contra todo lo que te
rodeaba?
Dime las veces, Ana en la que la memoria te jugó sucio, te obligó a enmendar las 
cortinas con tu propia vida y te arrimaste a la muerte como única alternativa de amor
a ti misma.
¿Cuál fue el instante preciso, Roberto, en el que decidiste jugar a la inversa de los
nobles y sacrificados?
Te veo y no reconozco tu boca murmurando palabras atroces.
No reconozco la mirada de ninguno de ustedes, los muertos.

                                                            -o-
  
Vino a mí la niñez y me dijo:
esta inocencia no te pertenece
A mí se acercaron los discursos aventajados del miedo y me dijeron:
esta esperanza no te pertenece
Aparenté ser la migrante que soy y me escondí en la oscuridad de una noche
cerrada y la ciudad me gritó:
este silencio no te pertenece
Busqué el amparo de un náufrago, tan náufrago como yo y sacudiendo estrofas
sobre mi boca anunció:
este amor no te pertenece
Asistí a la boda entre mi vida y mi muerte, a empujones me sacaron del baile final
y vociferaron al universo:
esa desnudez no te pertenece
Y entonces fue cuando mi parte más humana conoció el insomnio en las palabras
Y la parte animal de mi soledad
aulló.

                                                       -o-   

La Habana está llena de fantasmas
los hemos visto columpiándose en el obelisco del barrio donde nací
mis amigas y yo nos escondíamos detrás de los árboles del frente de mi casa
para verlos uno a uno danzar alrededor del Framboyán de la esquina
cuando la vecina alegre hacía fiesta en honor a los vivos.
La Habana está plagada de apariciones
arrinconadas en los patios de las casas apuntaladas
esperando el cañonazo de las nueve para salir en bandadas
a saturar de polillas las fotos abandonadas de los que se fueron.
La Habana es una necrópolis de buenos y malos poetas
vencidos por el cansancio de componer y componer
para ver si alguien los atiende desde el más acá
si alguno de nosotros se digna a escucharlos.
En la Habana se sientan los vecinos a conversar con los vivos ausentes
con los muertos presentes
y una serie de espectadores atentos a un mañana que tal vez nunca llegue.
La Habana espera comensales a esa cena de espectros milenarios
que esperan en el puerto a los que nunca más regresaron
ni volvieron a pisar tierra y que tenían a cargo traer el plan, y el vino, y los peces para
compartir en la mesa.
A esa Habana empolvada y amarillenta regresaré a caminar sin prisas
regresaré a caminar cuando forme yo también algún día
parte de sus muertos.

                                                      -o-

Traigo herido el lado de mi cuerpo menos vulnerable
donde pensé que no tronaba,
que estaba definido el amor y el destino.

Hoy llevo rabia en los mil costados
y mi abdomen de dolor se multiplica.
Hay una roca afilada,
los guantes del emperador,
la lengua del irreconocible,
el pez enredado en el morral.

-o-

Me dijeron que mi nombre no era de fiar
Que seguro mis padres eran anarquistas o solo miraban al país del norte
Que no era lo correctamente de izquierda para pertenecer a ellos,
Que tampoco era lo suficientemente de derecha, para ser del otro bando, 
Que no vivía en el lado del charco preciso
Que solo escribo de amor y a esos ahora les llaman cursos, no poetas,
Que le temo a la oscuridad y eso me impide ser valiente y mujer con agallas
Que me gustan demasiado las corbatas para ser total y plenamente heterosexual
Que espero que un hombre me dé la mano para bajar del auto para que me consideren
feminista
Que mi amante trae el desayuno a la cama y tampoco soy machista
Que mi perro duerme en mi cama por lo que no soy lo suficientemente animalista, higiénica,
civilizada, oportuna... con tantos niños en la calle y yo luchando por los animales,
Que no soy tan alegre porque no fumo ni bebo y evito la carne
Que te amo solo a medias porque si no te hubiera hecho sufrir para tenerte en un puño
porque C'est la vie, Cosi é I'amore, Que así es el amor, chica...
Que soy tan poco espontánea para la burocracia que me impide ser mejor maestra.
Que no tengo un nombre fiable, ya creo que lo dije
Y todo por culpa de un nombre,
aunque conozco muchas Marías
domando sus propias bestias.


Biografía
Yankilé Hidalgo (La Habana, Cuba 1973)
Vive hace más de 25 años en Quito, Ecuador. Profesora de Lengua y Literatura. Es autora de la letra de dos canciones seleccionadas para participar en Lo Zecchino D´Oro, Bologna, Italia “Canzone indigena” (2002), “Verso l´aurora” (2012). Es autora de la novela juvenil “Nostalgias de un rey sin corona” y del poemario “Para nada inocente” publicada por El ángel editor, 2017.  Invitada al Encuentro Internacional de poetas, Paralelo Cero 2018 (sus poemas presentes en la antología Paralelo cero de este año) Quito, Ecuador. Sus poemas se encuentran en la antología Versos desde afuera: Antología Poética Ego de Kaska, Exodus y en revistas como Convexos y Máquina combinatoria.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Karina Gálvez (Ecuador)

La poesía de Karina es aquella perla que brilla en la noche. Sus versos se convierten en caricias que maniobran a rienda suelta hasta convertirse en nuestro centro de gravedad. Su voz abraza sobre lienzo y lona, llevándonos al remanso de la fantasía donde se galopa de rosa en rosa y donde el poema se convierte en piel. Derramará ríos de prosa para llevarnos a lugares en los que nunca estuvimos, entre el alma y el deseo, llenando madrugadas hasta que el secreto se vuelva luz. Amazona Él, con su amor, me ha raptado como a Antíope raptó Teseo, y una guerra ha desatado entre mi alma y mi deseo.   En vano elevé mi pelta para huir de su mirada, pues sus ojos traspasaron cual sol entre mis pestañas.   Como Hipólita, ceñí en mi vientre un cinto lleno de magia, que él maniobra a rienda suelta en todas nuestras cabalgatas.   Y es que, igual que Belerofonte, sobre Pegaso revuela.  Sus alas, que lo hacen libre, me vuelan a una luna llena. ...

Carlos López Sarmiento (Ecuador)

En la poesía de Carlos los corazones perdidos encuentran su refugio.  Los versos del escritor López Sarmiento susurran de pasión en el aire mientras aparece la calma en nuestro último suspiro. La vida se ira deslizando en cada lectura, de tal forma que el tiempo se volverá un destello de esperanza que renace una y otra vez en el mar de los sueños que navegaremos con el autor. "Melancolía" Soy el príncipe olvidado  de un reino que nunca fue,  donde las sombras danzan,  y el dolor se convierte en mi fe.   Melancolía, dulce compañera,  en tus brazos encuentro calma,  bajo el manto de la tristeza,  mi corazón encuentra su alma.   ¿Qué queda de aquellos sueños,  de amores efímeros y fugaces? Solo el eco de un suspiro,  y el recuerdo de viejas frases.   En esta vida de ilusiones rotas,  donde las estrellas son mentiras,  busco refugio en tu abrazo,  en tus lágrimas que alivian mis heridas.     "Eternidad" Ent...

Lorena Salazar Suquilanda (Ecuador)

La poesía de Lorena parece que vive en el viento. En sus versos es posible explotar desde adentro y perder no solo el juicio, también el aliento. Vamos por la vida tropezando entre líneas viendo a la poeta Salazar recoger el asombro y escribirlo a la intemperie mientras saboreamos el cuerpo de su texto. En el vilo de sus manos, su palabra se atreve. La odalisca No puedo pedirte que no te marches, Los fantasmas de mi closet,  se cuelan en el tiempo  y dicen a gritos  que la noche  será espesa  y fría si te vas.   No puedo atreverme a no tocarte. Caminar ingenua en tus lagunas  y arriesgarme a no beber Acampar en tus fangos Abismos estridentes Bañar mis manos  deshabitadas si te vas.   No puedo escribirte sin dejar de saborearte Encontrarte en el olor a tamarindo Imaginar tu lengua aleteando como abeja Posándose en mis flores  abiertas al rocío Gotas frías Evaporadas Si te vas.   ...