La poesía de Cristian es ese furor tan
saludable y desatado con que queremos trascender. Sus letras son un huracán de
admiración, la que nos libera en el umbral de lo diverso, en la que sin miedo
nos irá mostrando el camino lleno de parcela de bellezas que conoceremos como
libertad. Avecillas insiste que nuestros instintos son poema y su palabra ruge
al punto de comprender el compromiso hacia nosotros mismos por medio del amor
propio para dejar atrás el dolor y la miseria.
La marcha
Como carboncillos de un tsunami,
Como catecúmenos de algún infierno,
Como cocaínas para ciegos,
Marchan juntos nuestros muertos.
Se llevan su miedo y también nuestro miedo:
Esa prisa por juntarnos en las tropas y en las fosas, en los centros comerciales y en los cielos;
Se llevan su intelecto y también nuestro intelecto:
Ese animal con que la mente parásita en nuestro corazón;
Se llevan su dios y también nuestro dios;
Y ya sin dioses,
Buscamos una tribu junto a la belleza y las mentiras de otros cuerpos;
Ya sin intelectos,
Buscamos las aromas de una secta o de un cardumen,
Ya sin miedos
Buscamos un romance o una tumba para sentir que hay algo alrededor
Porque se va nuestro futuro,
Se va nuestro deleite,
Se van todos los muertos
Y se llevan sus almas y también nuestras almas,
Se llevan su cielo y también nuestro cielo.
Cristian
Avecillas
Al ver "La marcha",
Del pintor cubano Leo Lázaro
En pandemia,
Desde Ecuador, mayo, 2020
Del pintor cubano Leo Lázaro
En pandemia,
Desde Ecuador, mayo, 2020
Este país no es un país
Esta
parcela de bellezas donde la tristeza manda, no es país,
Estas orillas donde afluye un pálpito de nada
Y solamente hay simetría entre la carne de los hombres con las carnes de la nada, no es país,
Estas estepas fermentadas con violencia donde el goce es un recelo que se debe dar captura, no es país;
Es una línea,
Nada más que una indolente línea imaginaria y fronteriza,
Donde la agonía es una bestia liberada en el umbral de lo diverso para consagrarse a la escasez y no a la exuberancia,
Donde el amor es una cábala en las piernas para venerar a un dios y no a la exuberancia.
Este país no es un país,
Es un arbitrio imaginario donde los volcanes se aman tanto que uno a otro se destruyen,
Y las tormentas se aman tanto que una a otra se destruyen,
Y las florestas se aman tanto que una a otra se destruyen,
Se resisten y se engríen y de nuevo se destruyen para hacerse florecer.
Este país no es un país
Es un folclor desesperado donde todo lo que muere, muere de deseo
Como el río que desea y se hace ría,
Como el pájaro que se consuma con la orquídea que en ningún otro lugar existe,
Como el macho que agoniza en su gruñido porque selva sin pareja es cautiverio.
Este país no es un país,
Es un poema donde la canción que más cantamos no nos pertenece,
Y la oración que más rezamos no nos pertenece,
Y el sur no es suficiente sur
Y el norte no es tan norte;
Es un poema donde todo vive al interior y alrededor de un adulterio,
Y las lloviznas se aman tanto que una a otra se destruyen
No para regar la tierra, sino para regar el firmamento,
Y los amantes se aman tanto que uno a otro se destruyen
Para tocarse en el poema como tocándose un país.
Este lugar no es un país,
Este raudal donde las hembras crecen para hacer palidecer las nubes, no es país,
Este milagro donde todo sobrevive de catástrofe en catástrofe, no es país,
Es un ardid en donde somos los rehenes de lo que deseamos demasiado,
Es una nómina de duelos donde lo único que va a correspondernos es morir.
Y en el presente,
Cuando ya no refutamos que permanecer aquí es igual que desaparecer aquí
Porque haber nacido aquí es lo mismo que haber muerto aquí,
Comprendemos que hay que hacernos el amor
Para intentar prevalecer en estos trances de rugir y deshacerse,
Hay que hacernos el amor para encontrarnos con la verdadera raza de todas las razas,
Hay que hacernos el amor para entregarnos un “tal vez”.
Porque esta ira de paisajes donde el hambre se dedica a transpirar en cada garra, no es país,
Este presidio de chamanes donde todo lo que arroja el mar es primavera, no es país,
Esta rutina donde perseguimos mediodías para no aceptarnos en las sombras, no es país.
Y aunque muy pronto intentaremos procrear,
En este sitio solo existe planeación en la intemperie porque nada le obedece al clima;
Y aunque muy pronto anhelaremos no morir,
Nuestra memoria es el final de un miedo que nos da fertilidad.
Porque en donde todo está cargado de epitafios y todo está repleto de desigualdad,
Existen hombres que han nacido para el polvo y no para la historia,
Existen mujeres que sonríen y completan todos los etcéteras,
Existen tórridas leyendas que nos limpian de cualquier inmediatez,
Y hay todo, todo,
Hay una línea, hay una tierra, un paraíso, hay un poema,
Pero no hay país; no hay país.
Mierda,
No hay país.
Latinoamérica, 2020
Estas orillas donde afluye un pálpito de nada
Y solamente hay simetría entre la carne de los hombres con las carnes de la nada, no es país,
Estas estepas fermentadas con violencia donde el goce es un recelo que se debe dar captura, no es país;
Es una línea,
Nada más que una indolente línea imaginaria y fronteriza,
Donde la agonía es una bestia liberada en el umbral de lo diverso para consagrarse a la escasez y no a la exuberancia,
Donde el amor es una cábala en las piernas para venerar a un dios y no a la exuberancia.
Este país no es un país,
Es un arbitrio imaginario donde los volcanes se aman tanto que uno a otro se destruyen,
Y las tormentas se aman tanto que una a otra se destruyen,
Y las florestas se aman tanto que una a otra se destruyen,
Se resisten y se engríen y de nuevo se destruyen para hacerse florecer.
Este país no es un país
Es un folclor desesperado donde todo lo que muere, muere de deseo
Como el río que desea y se hace ría,
Como el pájaro que se consuma con la orquídea que en ningún otro lugar existe,
Como el macho que agoniza en su gruñido porque selva sin pareja es cautiverio.
Este país no es un país,
Es un poema donde la canción que más cantamos no nos pertenece,
Y la oración que más rezamos no nos pertenece,
Y el sur no es suficiente sur
Y el norte no es tan norte;
Es un poema donde todo vive al interior y alrededor de un adulterio,
Y las lloviznas se aman tanto que una a otra se destruyen
No para regar la tierra, sino para regar el firmamento,
Y los amantes se aman tanto que uno a otro se destruyen
Para tocarse en el poema como tocándose un país.
Este lugar no es un país,
Este raudal donde las hembras crecen para hacer palidecer las nubes, no es país,
Este milagro donde todo sobrevive de catástrofe en catástrofe, no es país,
Es un ardid en donde somos los rehenes de lo que deseamos demasiado,
Es una nómina de duelos donde lo único que va a correspondernos es morir.
Y en el presente,
Cuando ya no refutamos que permanecer aquí es igual que desaparecer aquí
Porque haber nacido aquí es lo mismo que haber muerto aquí,
Comprendemos que hay que hacernos el amor
Para intentar prevalecer en estos trances de rugir y deshacerse,
Hay que hacernos el amor para encontrarnos con la verdadera raza de todas las razas,
Hay que hacernos el amor para entregarnos un “tal vez”.
Porque esta ira de paisajes donde el hambre se dedica a transpirar en cada garra, no es país,
Este presidio de chamanes donde todo lo que arroja el mar es primavera, no es país,
Esta rutina donde perseguimos mediodías para no aceptarnos en las sombras, no es país.
Y aunque muy pronto intentaremos procrear,
En este sitio solo existe planeación en la intemperie porque nada le obedece al clima;
Y aunque muy pronto anhelaremos no morir,
Nuestra memoria es el final de un miedo que nos da fertilidad.
Porque en donde todo está cargado de epitafios y todo está repleto de desigualdad,
Existen hombres que han nacido para el polvo y no para la historia,
Existen mujeres que sonríen y completan todos los etcéteras,
Existen tórridas leyendas que nos limpian de cualquier inmediatez,
Y hay todo, todo,
Hay una línea, hay una tierra, un paraíso, hay un poema,
Pero no hay país; no hay país.
Mierda,
No hay país.
Latinoamérica, 2020
De las religiones que no existen
Este es
el poema donde aún no nacías
Pero ya llevabas genes de hombre y no de lluvia,
Donde aún no crecías pero ya necesitabas desapariciones de hombre y no de música,
Donde aún no comprendías pero ya tenías occidentes,
Tantos occidentes, como para no aceptar que tus instintos son poema.
Este es el poema donde no nacías pero ya eras parte de las estadísticas,
Donde no crecías pero ya eras parte de una deuda externa,
Donde no tenías pero ya sabías que lo perderías todo, todo,
Porque quienes explotaron el país de tus abuelos
Le dijeron a tus padres que la única prosperidad para sus hijos es la culpa.
Este es el poema donde vienen a catequizarte,
A impedirte la belleza con que evolucionaron tus ancestros,
A robarte el bienestar con que podrías valorarte contra el mundo,
A prohibirte los espíritus que te amaron porque todo lo que te ama es herejía.
Este es el poema donde vienen a colonizarte,
A cobrarte por el brío con que intentas ser el dueño de algo,
A dejarte en bancarrota para que reniegues lo que intuyes,
A negarte las pasiones con que sales al amor:
Ese sol sin soledad con que orbitaron tus abuelos,
Ese huracán de admiración con que tus padres se matrimoniaron,
Ese saber en la autoestima con que quieres educar a un niño,
Y ese furor tan saludable y desatado con que quieres trascender con tu mujer.
Este es el poema donde ya no dices paraíso si no villa viciosa,
Donde ya no sientes sociedad si no los huérfanos que fuiste,
Donde ya no tienes un hogar si no otro calabozo
Porque nadie se avergüenza de sus padres cuando estos le enseñaron a morir.
Este es el poema donde un hombre está buscando qué árbol va a servirle de horca,
Donde los patrones van coleccionando viudas con sus pólvoras,
Donde ser parte del pueblo es ser parte del hambre y más fácil que criar es abortar.
Pero tú ya sabes qué es la libertad:
Ese compromiso de ser padre de una estrella para ver en qué ritual brillan las noches,
Ese compromiso de sentirte el cardenal de tu amor propio
Y dejar atrás las ganas de esconder con una iglesia tu dolor;
Tú ya sabes que la fe consiste en no dejarte condenar por un pecado ajeno,
Que el amor consiste en esparcir todas las hierbas para cultivar un matriarcado,
Que la salvación consiste en no marcharte aunque todas las esposas ya se estén acostumbrando a ver partir,
Porque tú, que solo obedecías a otros hombres para que ya nadie te confunda con un cero,
Tú, que solo obedecías a una fórmula moral para tener con qué llenar tu tumba,
Tú, que solo conocías la belleza como a una tiranía de pequeña data,
Tendrás este poema
Pero no tendrás país.
Pero ya llevabas genes de hombre y no de lluvia,
Donde aún no crecías pero ya necesitabas desapariciones de hombre y no de música,
Donde aún no comprendías pero ya tenías occidentes,
Tantos occidentes, como para no aceptar que tus instintos son poema.
Este es el poema donde no nacías pero ya eras parte de las estadísticas,
Donde no crecías pero ya eras parte de una deuda externa,
Donde no tenías pero ya sabías que lo perderías todo, todo,
Porque quienes explotaron el país de tus abuelos
Le dijeron a tus padres que la única prosperidad para sus hijos es la culpa.
Este es el poema donde vienen a catequizarte,
A impedirte la belleza con que evolucionaron tus ancestros,
A robarte el bienestar con que podrías valorarte contra el mundo,
A prohibirte los espíritus que te amaron porque todo lo que te ama es herejía.
Este es el poema donde vienen a colonizarte,
A cobrarte por el brío con que intentas ser el dueño de algo,
A dejarte en bancarrota para que reniegues lo que intuyes,
A negarte las pasiones con que sales al amor:
Ese sol sin soledad con que orbitaron tus abuelos,
Ese huracán de admiración con que tus padres se matrimoniaron,
Ese saber en la autoestima con que quieres educar a un niño,
Y ese furor tan saludable y desatado con que quieres trascender con tu mujer.
Este es el poema donde ya no dices paraíso si no villa viciosa,
Donde ya no sientes sociedad si no los huérfanos que fuiste,
Donde ya no tienes un hogar si no otro calabozo
Porque nadie se avergüenza de sus padres cuando estos le enseñaron a morir.
Este es el poema donde un hombre está buscando qué árbol va a servirle de horca,
Donde los patrones van coleccionando viudas con sus pólvoras,
Donde ser parte del pueblo es ser parte del hambre y más fácil que criar es abortar.
Pero tú ya sabes qué es la libertad:
Ese compromiso de ser padre de una estrella para ver en qué ritual brillan las noches,
Ese compromiso de sentirte el cardenal de tu amor propio
Y dejar atrás las ganas de esconder con una iglesia tu dolor;
Tú ya sabes que la fe consiste en no dejarte condenar por un pecado ajeno,
Que el amor consiste en esparcir todas las hierbas para cultivar un matriarcado,
Que la salvación consiste en no marcharte aunque todas las esposas ya se estén acostumbrando a ver partir,
Porque tú, que solo obedecías a otros hombres para que ya nadie te confunda con un cero,
Tú, que solo obedecías a una fórmula moral para tener con qué llenar tu tumba,
Tú, que solo conocías la belleza como a una tiranía de pequeña data,
Tendrás este poema
Pero no tendrás país.
Biografía
Cristian Avecillas Siguenza, Ecuador
COMO POETA:
Autor, entre
otros, de los libros publicados de poesía: Todos los cadáveres soy yo (4
ediciones; galardonado con Mención de Honor, 49° Premio Internacional Casa de
las Américas, Cuba, 2008), Ecce Homo II (4 ediciones; galardonado con Premio Nacional de Poesía
César Dávila Andrade, Cuenca 2008), La identidad femenina (El Conejo,
2008; galardonado con Mención Particular, Premio Global de Poesía Nósside,
Italia, 2008), Abrazo entre caníbal y mujer enamorada (El Quijote, Siria,
2009), Caricias Lunch (La fraternidad, Argentina 2011), Estrategias
para descarriar a una mujer (2 ediciones), Los Tiempos de la Humanidad
(2 ediciones; galardonado con Mención de Honor, 54° Premio Internacional Casa
de las Américas, Cuba, 2013; Premio Fondos Concursables, Ministerio de Cultura
y Patrimonio del Ecuador, 2015). La mayor parte
de la obra poética se mantiene inédita.
COMO ACTOR:
Estudiante del
Laboratorio del Teatro Malayerba: 2007-2009, Fundador del Grupo TEATROMIENTO. Dramaturgo y actor en Funeraria
Travel, (Premio de Dramaturgia, Argentina, 2009) estrenada en La Plata,
Argentina, 2009. Dramaturgo y director en Mama Prometea, (Premio Fondos
Concursables del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador, 2012)
estrenada en Huacho, Perú, 2012.
Dramaturgo y director artístico en Volverse humanidad, estrenada en La
Habana, 2014. Autor del libro: El
teatro es un poema cuerpo adentro, 2019 (Premio dramaturgia, CCE Núcleo
del Azuay, 2018). Dramaturgo y director en La patria y el pueblo, estrenada en Cuenca,
Ecuador, 2019.
COMO CANTAUTOR:
Autor de la
melodía, la lírica y la guitarra en alrededor de cien canciones. Grabó los discos
demo: Creación de los amantes (Guayaquil, 2002), El dragón y otras aves
(Guayaquil, 2004) y Los cuatro peores (La Habana, 2010) junto al poeta y cantautor
argentino, Pedro Nazar.
COMO
INVESTIGADOR:
Estudio biográfico de Edmundo
Ribadeneira (El Conejo, 2008) y Concierto de voces para una
biografía (El Conejo, 2009), Co autor junto a Valeria Alvarado de Alma
adentro, Poetas ecuatorianas premiadas, (Premio Fondos Concursables,
Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador, 2018).
1.
Miembro del Consejo editorial Sur
Editores, La Habana, desde 2009
2. Miembro del Comité Internacional del
Festival de Poesía de La Habana, desde 2010
3. Miembro de la Red Internacional para la
Defensa de los Derechos Humanos; Londres, 2012
4. Comité Internacional del Festival de
Poesía Encuentro Poético del Sur, Caracas, 2018
5. Director, actor y dramaturgo de
TEATROMIENTO
Celular: + 593 9
97 780677
Email:
cristianavecillas@hotmail.com
Comentarios
Publicar un comentario