La poesía de Sebastián se siente, son los
relámpagos en nuestras pupilas. En sus versos caminaremos contra la brisa,
buscando el amor que juramos a los vientos. Sus letras no son más que otra excusa para
abrir la afluente en la mente y volver a las páginas que nos escribimos hasta
llegar a ese final que en realidad es el inicio del lado bueno que tienen los círculos
viciosos.
Apertura
En sus brazos se siente,
a esta terrible altura
y fatal caída, el
tirón del paracaídas.
De la rémora
No podemos vernos,
es imposible pensar en esa confluencia
ahora que el reojo es nuestro aliado
y nuestros tratos son solo distancias.
Si nos vemos podemos morir,
el corazón despedido en llamas puede salir.
Lo noto por los relámpagos en nuestras pupilas
y el sudor en nuestros pómulos de solo pensar.
Vernos sería un crimen terrible,
romperíamos las bases de este tabuco
o volveríamos a las páginas que nos escribimos
y nunca vamos a leer por no vernos.
Nos odiamos porque no podemos vernos,
por haber jurado a los vientos un amor
que había nacido de unas suelas y remiendos,
y por las rosas de unas putas asesinas.
Vivimos odiándonos sin amainar
por el resultado de amarnos tanto, y
no podemos vernos ni un solo día
qué mejor.
Un poema al final del mar
Caminar contra la brisa
en el terror de las olas que gritan
una advertencia y la condescendencia.
Y luego encontrar una flor,
con un talante lleno de nervios,
he llegado al final que es el inicio.
Contemplar con medios ojos
todos los colores del acercamiento que
se me ha quedado agarrado al subconsciente.
Y luego abrir la afluente en la mente,
con una sonrisa ladeada,
escondiendo la euforia azul estrella.
Y luego buscar tres temas
con un recuerdo que me ha quedado
en un cuento que me resulta prohibido.
Y este poema no es más que otra excusa
que se compone con el actual tiempo
de imaginarme ver
esa sonrisa vestida de puesta de sol
tan grande como el horizonte.
Las peripecias del agua
Florecimiento amarillo,
de los días azules
en que tu cabello,
como corteza de árbol,
se arrebata en los vientos
de finales de abril,
donde espero encontrarte
de cara a la imaginación.
En las montañas,
fieles madres de las ciudades,
que han traído al viento,
que han traído a las almas,
que han traído a los dioses
a comer de este pan perfecto,
creado de tus manos con la tierra
de esta húmeda primavera.
Y tú corres por los canales,
que llegan a las ollas,
que caes en gotas,
en hielo.
El dulce ronroneo
cuando has caído sobre mí,
sobre la selva virgen.
Llegas a las raíces,
donde te pones de cabeza,
y vuelves a elevarte,
como savia dulce
dentro de los árboles cantantes,
de los pájaros silenciosos.
Y recorres la piel
de los jaguares,
mojas el pelaje de los humanos,
te quedas pequeña en pétalos,
te sonríen las plumas,
te saludan las más altas hojas
y dañas las puntas
de las lanzas de guerra,
para traer paz,
canto, alegría
y vida.
Ya no hay huesos
Qué mal tan necesario y gustoso
este que nos aqueja los placeres.
No hay por ahí una sandía, ni unos melones,
ni una cosecha de cartas
de esas
que solo
son espacio ocupado en un cajón.
Hay que llorar sobre el té derramado
sobre los
esferos, en la mesa de noche
donde se duerme uno
cansado de buscar los versos
o acostumbrado al insomnio que regala tiempo
porque hay que verle
los buenos lados
a los círculos viciosos.
Y de las hojas logramos dibujar manos o pies,
que revientan a cachetadas las ideas,
reclaman que hace meses que no decimos nada,
nunca hemos dicho nada
tampoco.
Si no son estos versos, son otros huesos,
son otros tabacos, son otros besos.
Biografía
Sebastián Chávez es un
escritor, poeta, músico y chef ecuatoriano. Apasionado lector y escritor desde
temprana edad. Creció en Quito donde entrega su libro “Por Todos Lados” en 2018
bajo el sello editorial El Ángel Editor. Realiza enlaces y vinculaciones con la
gastronomía, la música y la literatura, potenciando el valor cultural de estas
tres áreas y fortificando el proceso creativo de cada una. Ha publicado cuentos
y poemas en distintas plataformas y realizado trabajos como letrista. Terminó
sus estudios en la Universidad de las Américas en la ciudad de Quito.
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