Bernardita Maldonado (Ecuador)


 La poesía de Bernardita es el estallido entre párpado y pupila. Sus versos con caderas sobrevuelan todo lo que arde en la mesa del sueño. Maldonado nos trae fragmentos de luz mientras por un lado la muerte sopla y por el otro mordemos el anzuelo de la vida. Su palabra es la inocencia sobre la cual fundó su reino,  donde inquieto se desliza esos poemas colmados y endurecidos  que va repartiendo en un descenso vertiginoso hasta despertar en una selva que tiene forma de letra salvaje.

EN LAS COMARCAS DE LA SELVA                                                      

Una intacta mano trae fragmentos de luz al país de los milagros diminutos, tiéndete en los márgenes de estas páginas y escucha el ruido de la cigüeña en el nido, escucha la vida majestuosa y terrible erosionando tu arcilla, apuntalando las nubes. En las comarcas de la selva, los chacales blanquearon las osamentas, los nigromantes abrieron las tiernas entrañas de palomas y jabalíes. La luz se derramó enumerando las piedras del abismo. Despertar en los meridianos andinos para fundar un reino de inocencia, donde el escarabajo y el sol, dos danzantes, perduren en la lámpara amarilla de la mañana.

 

ENTRE EL DIOS Y SU MANO

alguien te lleva por campos sembrados de arroz

hacia los arpones de la vida

volverás colmada y repartiendo

volverás para trocar la cuerda del ahorcado

en serpentina de luz

volverás endurecida y compacta

a mirar la vida desde el ojo ámbar de un armadillo

cuenta los granos en tu alforja

cuenta la grieta endurecida que se forma cuando nace una flor

cuenta lo que resbala hacia el cántaro del que nadie tiene sed.


BLANCO

Donde todo es blanco, el fragmento no puedes ser más que blanco. Blanco el estallido entre párpado y pupila,  blanco el punto donde la extensión se comprime y dios desaparece, blanca la invisible existencia de dios, blancos los márgenes de las páginas y su territorio aterrador, blanco el frotamiento de sílex contra sílex, blanca la piel tensada de un búfalo blanco que es la eternidad. Blanca la mordedura con que aprieto el anzuelo de la vida, que se enmaraña en el  blanco cabello de una  anciana que en una isla jónica planta cerezos blancos y desaparece en la totalidad de un blanco, blanco, blanco radical, donde nunca paran mis ojos de asombrarse de la ausencia blanca de un dios blanco.

 

JAZZ

Un gran ábside negro

como el reventado ojo negro

de un toro negro

en el pequeño horizonte

del que  pende un hilo negro

que sujeta el cuello oscuro

 de un negro cimbreante de orgullo de su sangre negra

 que regó hibiscos

 zafras y plantaciones

que cuidó con sus negras manos

 que todavía sujetan el tropel de sus penas negras

 como carbunclo que descendió vertiginoso

desde el incendio de una noche negra

 y su terrible  borde negro

 hasta el inmemorial tam-tam del negro más negro,

 mientras la muerte sopla

 en la caña madura de sus huesos negros

la eterna vibración de su música negra negra.

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VOS,  LA GRAN CIUDAD AMURALLADA

muy al norte

la piedra bruta de los anhelos

que tus manos infantiles

no se ocuparan de tallar

una araña teje su hilo sin rozarte

vos la catedral

donde madrugan pájaros ciegos

brotados de lágrimas salobres.

Vos animal de fondo

que ha de perderme

cuando más raíces

echan las manos hacia ti

Vos

pozo dulce que más se oculta

cuando el suelo fulge de soledad.

campo minado

por donde inquieto se desliza

un verso con caderas

vos lo ultimo que quedará

después de la extensión ciliar del sol.

Vos el gran pájaro de fuego de Stravinsky

sobrevolando todo lo que arde

en la mesa del sueño.


Biografía

Bernardita Maldonado, Loja- Ecuador (1969). Ha publicado en poesía: Biografías de pájaros y Con todos los soles lejanos. Poemas suyos han aparecido en Cuadernos del Matemático, Guaraguao, Alga, así como en varias antologías de España y Ecuador. También ha publicado investigaciones sobre literatura ecuatoriana. Es máster en Literatura Comparada y Estudios Culturales, actualmente realiza un doctorado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada.

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