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Claudio Archubi (Argentina)


La poesía de Claudio nos hará tocar el límite profundo de nuestra piel. En sus versos sentiremos la velocidad del amor, el tiempo temblar contra el vidrio. Sus letras brillan tanto que nos apartaremos para contemplarla. En sus poemas el fuego es una mujer de agua, de sal y de piedra; el cielo está al revés y su palabra es una máquina de alegorías que reposan en un jardín que reclamaremos como nuestro.

Ars Magna

1.

He pensado una estatua en el interior de mi cuerpo. La he construido con detalle. Durante años manipulé las piedras, las pulí para darles la forma de mis órganos. Así la estatua se agrandó hasta tocar el límite profundo de mi piel, atenuando todo temblor, sellando toda herida.
Dijiste:…la misma piedra tiene pasión bajo los actos de la imaginación y del entendimiento…
Piedra sobre piedra –piedra blanca de la memoria, piedra gris del olvido– ella creció alimentada por las manos de un pueblo oculto y temeroso.
Bajo mi brazo, su brazo frío; dentro de mi pecho, su liso corazón –yo me sentía invulnerable.
Dormí en el seno de mi propia criatura hasta que su forma desbordó, cubrió la mía.
Grande era la calma de su peligrosa caricia, ciega su mirada.

Yo empequeñecía rodeado por esos murallones de piedra. Me hundía hacia su corazón blanco. Lejos escuchaba los ecos del mundo, como el insecto perdido en una gigantesca caracola.
Desde allí clamé, pero nadie oía.

         –Has atravesado tu frontera. Has desechado todo accidente. Gramo a gramo, te has convertido en tu propia síntesis. Ahora eres el resultado de tu obra. Eres ninguno–, me dijo la estatua al fin, con una voz pura, lisa, sin fisuras.


2.

         ¿Hay un sonido capaz de atravesar estas paredes?

         Soñé que me ponía  de pie: sumé un paso tras otro, inútilmente.
         (Crecía por dentro de esta voz hueca, pero la voz también crecía).
Soñé que abría una puerta: quiso entrar, aturdidora, esta ciudad.

Crucé el foso de mi propia parodia y, ya sin el vicio de la palabra, miré a todos a los ojos.
Se adelantó el primero de la curiosa procesión y, sacándose la falsa barba, dijo:

–Nos hemos formado así, como te gusta, mostrándote esta larga fila de caras cansadas, este lugar común para darle forma a tu mito. Ahora, por favor, déjanos entrar. Cada uno de nosotros sufrió una pérdida, fue silenciado, ha comprendido lo que es la espera.
Has dormido demasiado tiempo; permítenos ahora, a nosotros, descansar.
Cada uno te prestará una palabra, la más sucia, la más impura, la que aprendió desde la cuna, por la boca de su madre, por la ira de su padre, la que atravesó nuestra vida como un eje haciéndonos girar interminablemente alrededor de un equívoco.
Intercambiaremos tu error con el nuestro y así podremos entenderte.

Dicho esto, extendió su mano y con tristeza me ofreció su barba.
–Mi arrogancia es la tuya –dijo, y desapareció entre las piedras.


3.

Y fueron entrando, uno por uno, a la Obra.
Y mientras entraban, yo me perdía en la ciudad, encandilado, liviano, buscando el último rostro.

Era el de una niña harapienta, arrastrando un carrito y una muñeca. Se detuvo frente a mí. Era la Verdad. Levantó su mirada impasible y le dijo a su muñeca:

–Soy todo lo que queda y nunca podré entrar a la Obra. Para salvarme tal vez algún día te convenza de que no entraré porque yo soy la Obra.

Después empezó a bailar en círculos entonando una cancioncita:

–Lo duro se rompe,
 pero lo blando
se va, se va, se va.


(Del libro: La máquina de las alegorías, ed. Buenos Aires Poetry, 2016)


(Madre e hija)

–¿Qué es una mujer?
–Una antena del dolor.
–¿Y de qué está hecha?
–De agua de sal y de piedra.
–¿Escucha todo?
–Escucha erguida.
–¿Y qué dice?
–Soy una aguja contra la Nada.
–¿El aire es una mujer?
–El fuego es una mujer.
–¿El sol una mujer?
–Y el lugar de los desvíos.
–¿Gira con la noche?
–Gira con la tierra.
–¿Hacia dónde gira?
–Gira en contra de la Nada.
–¿La tierra es una mujer?
–La sangre es una mujer.
–¿Y qué es lo que dice?
–Escucha y oirás.

(Del libro: Arca rota jardín de nadie, ed. Valparaíso, 2018)


Entrada a la ciudad

Yo, Beatriz*, soy quien te hace caminar; 
vengo del sitio al que volver deseo
(La divina comedia. Dante Alighieri)

         Estoy creando la imagen de Teresa. Está enferma.
Pienso: he dado vida. Pero ella dice que está muerta.
Estoy creando la imagen de Teresa. Hago que se mueva poco a poco.
Pienso: debo ayudarla. Pero ella dice: no se puede sanar a una sombra.
Estoy creando la imagen de Teresa. Comienza a moverse y yo con ella.

(Ella ha puesto su cara contra mi cuerpo: en el cuarto frente a la vibrante autopista he sentido el tiempo temblar contra el vidrio he sentido a sus constructores he sentido la velocidad del amor, y lo que una vez declaré mío contemplé cómo crecía en la triple flecha del tiempo cómo se marchitaba golpe tras golpe hasta desaparecer. Toda una noche a través de los años ella y yo en lo que éramos y en lo que seríamos huella tras huella soñamos nuestro tango que tiembla.
         Flor pesada este mundo flor vibrante en un cuarto ajeno el florero que cae y la luna que sube sobre los vidrios para iluminar lo que nunca estuvo ahí.

         Brillaba tanto que ambos nos apartamos para contemplarlo).
        
*Toda imagen puede transmutar: Beatriz o Virgilio cuando el cielo se da vuelta.
(Del libro: Cielo al revés (Metafísica de la imagen de “Teresa” soñando el Sur, ed. La primera vértebra, 2020)

Biografía
Claudio Archubi. Mar del Plata, Argentina (1971). Doctor en Física. Trabaja en el IAFE (Instituto de Astronomía y Física del Espacio) y es docente de la Universidad de Buenos Aires. Colabora con revistas literarias del país y del exterior. Ha participado en varios festivales internacionales de poesía en el país y en el exterior. Mención única de honor en el concurso de poesía de la editorial Ruinas Circulares (2012) y menciones en cuento y poesía (2014). Su libro Cielo al revés (Metafísica de la imagen de “Teresa” soñando el Sur) ha recibido el segundo premio del concurso de poesía del Fondo Nacional de las Artes 2019 (Argentina). Su libro La casa sin sombra ha sido seleccionado, traducido al inglés y publicado en la antología bilingüe: África vs Latinoamérica. Escritura experimental. (Langaa RPCIG, Camerún, 2017). Publicó “La forma del agua” (cuentos, ed. de la Universidad de La Plata, 2010), “Siete maneras de decir tristeza” (poemas en prosa, Lima, 2011), “Sísifo en el Norte” (poemas en prosa, ed. Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2012),  “La casa sin sombra” (poema en prosa, Buenos Aires, 2014), “La ciudad vacía” (ed. Trópico Sur, Uruguay, 2015), “La Máquina de las alegorías” (poemas en prosa, ed. Buenos Aires Poetry, Buenos Aires, 2016) Y “Arca rota jardín de nadie” (Valparaíso Ediciones, España, 2018). Cielo al revés (Metafísica de la imagen de “Teresa” soñando el Sur) (La primera vértebra ediciones, Buenos Aires, 2020). “Del caos a la intensidad: vigencia del poema en prosa en Sudamérica (ed. Hijos de la lluvia, Buenos Aires-Juliaca, 2017).
e-mail: archubi@yahoo.com.ar
web: http://carchubi.wix.com/claudio-archubi


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