La poesía de Constanza convertirá nuestros brazos en alas. Nos revolcaremos en sus versos de locura, donde se extingue el eco de nuestra voz. Henríquez desnuda la palabra, nos besa los relieves libres del alma. En sus letras seremos prisioneros de las sábanas, seremos el comienzo y el fin, seremos las olas y el mar. Sus poemas son la entrega, el roce secreto que respira y desarma, el silencio del movimiento cálido que lleva nuestro nombre.
LAS OLAS Y EL MAR
Tengo
miedo.
Temo despegar mis labios
para pronunciar tu nombre
y que no llegues,
que no estés aquí para
salvarme
cuando mi mano sea
lo último en sumergirse.
Temo que una noche
cualquiera
de sombras y cuervos
me faltes,
que se enfríe tu lado de la
cama
y desaparezcas
llevando contigo
los besos en el cuello
en el comienzo y fin de mi
espalda.
Me aterra pensar.
Me paralizo de pies a cabeza
al descubrir que a veces,
solo a veces,
no recuerdo tu sonrisa,
que me abasteces
con una mueca de dolor,
que vas y vienes,
que me atrapas y me entregas
como las olas al mar.
PRIMERO EL ROCE, DESPUÉS LA CARICIA
Lo que no sabes de mí,
lo que no conoces
es lo que ocurre
cuando me someto a un
mal sueño
y me quedo por ahí
vagando
en una mancha de la
pared
hasta que el silencio
me resulta insoportable
y me giro,
doy vueltas de un lado a
otro
sobre el colchón
gastado,
y me quedo así
boca abajo.
La noche se parte en dos
formando un abismo
entre tu espalda y la
mía,
una ferviente
separación,
una distancia
irreparable,
asfixiante,
porque tú callas,
porque yo cierro los
ojos
como creyendo que
desaparecerás,
pero estás aquí
a un movimiento de mis
piernas cálidas
y prisioneras de las
sábanas,
a un roce de mi secreto,
a dos palabras
para respirarme y desarmarme.
LAS HORAS
En esta noche de manos
frías
podría abrir las
ventanas
de par en par,
convertir mis brazos en
alas
y lanzarme,
remover el pegamento
gastado
de las fotografías de
viejos arrugados
en el papel, en la piel,
dejar de enderezar el
cuadro chueco
aferrado a la pared
y despojarme de los
recuerdos,
del paso de los años,
del tiempo olvidado.
En estas horas de cielo
muerto
podría cerrar las
cortinas
y sentarme a esperar el
último baile
sobre las hojas secas de
árboles caídos,
saltando de calle en
calle
sin pisar las curvas del
suelo agrietado,
recorrer un camino
desconocido,
un paisaje en blanco y
negro,
y asumir que mis piernas
ya no soportan el peso
de otros años,
desierto del silencio,
tiempo rasgado.
En esta noche de soledad
acabada
podría reposar mi cabeza
en el mar
y flotar,
flotar hasta llegar a
algún lugar
donde se pierda la
sombra,
donde se extinga el eco
de mi voz
y sentirme más liviana
en la calidez de tus
labios,
en el refugio de tu
abrazo,
por ejemplo.
DESNUDA
Desnuda frente a ti
el pelo en punta
la mano húmeda
mi ropa desparramada
en un rincón de la habitación.
Desnuda en la palabra
desnuda ante tus ojos
expuesta de dos maneras:
en la medida en que me miras
y en el universo que descubres
(entre mis piernas).
Desnuda en el silencio.
Desnuda boca abajo
tendida en la cama
paciencia de ti, delirio de mí,
delirio de espanto
si tus labios llegan a besar los relieves
que dibujan mis cicatrices.
Desnuda en el grito.
Desnuda boca arriba
desorbitada en el gemido
labios empapados
desnudo el cuerpo
libre el alma.
ESTACIONES DE LOCURA Y
AMOR
Dime
cuánto más tardarás en volver
para borrarte de mi mente
y quitarte la corona de intrusa,
porque revuelves mis pensamientos
dejándome agotada,
irreversiblemente sumisa.
Y ahora que vuelves
me desplomo en el suelo
juntando cada pedacito de ti,
llenándome de tierra
seca y amarga,
revolcándome en la locura
levantando polvo de recuerdos.
Dime
cómo hago para olvidarte,
para desprenderte de mis entrañas,
cremar tus miembros
y retocarme con tus cenizas,
quitar el peso de los hombros
y clavar de una vez la estaca.
Y ahora que te vas
(otra vez)
me acurruco en el mismo suelo,
abrazo el camino de hojas secas
buscando las piezas de tu cuerpo
bajo la luz de un rayo de sol,
hasta que el frío se cuela entre mis piernas
y comienza a llover.
Biografía
Constanza Henríquez Araya nació en el año 1992 en la ciudad de Ovalle, Chile. Es Licenciada en
Literatura y Magíster en Creación del Guion Cinematográfico de la Universidad
Finis Terrae (Santiago). Ha incursionado en diversos géneros literarios,
colaborando principalmente con sus escritos en publicaciones independientes.
“Desnuda” (Taller del Libro, Concepción, 2020) es su primera obra, un poemario que aborda las relaciones de pareja en sus dos extremos: el amor cuando se contempla virtuoso y, sobre todo, cuando se descubre vicioso. En él reúne sus creaciones poéticas escritas a lo largo de cuatro años y que destacan por la permanente necesidad de la autora de explorar y sumergirse en la profundidad de sus sentimientos a partir de una relación entre dos mujeres amándose en la bruma.
Comentarios
Publicar un comentario