La poesía de Juan es una reinvención de sí mismo. Sus versos formulan una ecuación coherente en la que nos imaginamos un hombre en llamas corriendo a gran velocidad. Su voz se parte con cada palabra que habita en la excepcionalidad. Vinueza nos enseña a construir un poema, crea cosas que no podemos controlar, como la velocidad que sentiremos incluso sin que exista un final exclusivo. Su palabra es bebida refrescante, son piedras que rompen vitrales, es ejemplo a seguir para perdernos en los márgenes de su cuaderno de apuntes.
Autocontrol natural
hoy creé un dios // fue producto de mi locura
lectura (tortura)
hoy creé un dios sin atributos // un dios humano // un dios animal //
hoy creé una voluntad mínima y una oscuridad que busca luz
mi dios no es guerrero ni lo sabe todo
es inútil y le gusta leer poesías sueltas que encuentra en un cuaderno de
apuntes
él las escribe pero odia reconocerse ahí
crea otros dioses sin atributos y los riega por las hojas
mi dios es como un sol apagado
como un muerto que quiere dar consejos a un niño
los niños no creen en los dioses
sus madres creen que sí y les enseñan a rezar en latín
el niño es su propio dios // un niño es más poderoso que un león
hoy creé un dios // hoy creé un niño
aún no sé quién es ese niño pelirrojo y pecoso vestido de azul
que me mira como diciendo:
«Deja de crear cosas que no puedes controlar»
Revólver Escorpión (La caída, 2016)
un poema infinito
un poema
es una reinvención de sí mismo
o de otros poemas
ergo:
el poeta que no crea
su propio diccionario
no tiene universo
el niño que quiso ser poeta
recapacitó cuando vio que
podía romper cráneos
sin decir una sola palabra
(para eso existen las piedras)
además entendió que
la única forma de construir un poema
es recogiendo las piedras que
han roto los vitrales de las
iglesias
uniéndolas
todas con amor y esmero
(risas por parte del niño)
hasta crear una bomba silente
luego, obviamente,
habría que arrojarla al vacío
o a algo que se le parezca
39 poemas de mierda para mi primera esposa (Turbina, 2018)
un poema común
mi nombre es muy común
(cédula de identidad, mahmud
darwish)
la
excepcionalidad
siempre es
el ejemplo a seguir
el ansia
está en
siempre
buscar la diferencia
siempre
tenerle miedo a lo similar
la meta es
hacer (o ser) algo notable
creernos
únicos como esos bellos poemas
que solo han
sido escuchados una vez en la vida
lo que nos
aterra es la repetición
no ser
vistos como las islas que quisiéramos
como esas
insuperables bebidas refrescantes del desierto
¡vamos que
hasta los oasis se repiten!
¡vamos que
no es necesario exagerar!
tener un
nombre común
en la época
de la
reproducción
de las masas
no es nada
malo
no está mal
que tus
padres
hayan optado
por la facilidad
y no por la
creatividad
tener un
nombre común
es una forma
de esconderse
entre una
multitud que posee el mismo nombre que tú
si llamarse
juan no es un pecado
¿por qué
escribir un poema común sí debería serlo?
39 poemas de mierda para mi primera esposa (Turbina, 2018)
un poema x
un poema no necesita tener un significado y,
como muchas de las
cosas de la naturaleza,
a menudo no lo tiene.
(adagia, wallace stevens)
x
puede ser
una letra / una palabra / una
incógnita / un universo
o incluso un poema que busca
remitirse a cualquier cosa
no hace falta que exista un fin
exclusivo
para el poema que se busca a sí
mismo debajo de una piel
ni siquiera hace falta que se piense
en si existe una meta
a la cual un poema x se planteó llegar desde un principio
lo único
que le hace falta al poema
(se llame o no se llame x)
es comprender que
lo que ha hecho la poesía durante
toda la historia
ha sido básicamente darle vueltas al
asunto del ser
de si es o no es poesía esto en lo
que la hemos convertido
de si se debe o no se debe respetar
a sus
padres / abuelos / y / así / ad infinitum
de si en verdad la poesía no debe
ser un reflejo de sí misma
o si debe salir de los más bellos y
mejores sentimientos del hombre
(no funciona así, pero hay gente que
en verdad se lo plantea)
si nos fijamos bien
–como lectores atentos que suponemos
ser–
caeremos en la cuenta de que
un poema x es / a la vez / todos los
poemas
si la variable x no tiene
más variables con las que se pueda
formular una ecuación coherente
y / por supuesto / lógicamente
desarrollada
x podría ser cualquier cosa
tal como ha venido siendo la poesía
y la vida de los seres humanos
39 poemas de mierda para mi primera esposa (Turbina, 2018)
La orquesta filarmónica de Carson o
un hombre en llamas corriendo a gran velocidad
quisiera ser
un hombre en
llamas corriendo a gran velocidad
& digo
“quisiera” porque quizás es imposible
tal vez mi
poesía no pueda correr
no pueda
sentir la velocidad
no pueda
sobrevivir a las llamas
o tal vez ni
siquiera represente a un hombre
(o algo vivo
o algo que piense & sienta)
digo
“quisiera” porque retrato un dolor que
no existe
más allá de una página que acabo de romper
& digo
“quisiera” porque mi voz se parte con cada palabra
que busco
pronunciar mientras estoy dentro de una llamarada
& digo
“quisiera” porque mi razón es más ausente que hueso
es más baúl
que caja de cigarrillos a precio de oferta
& digo
“quisiera” porque toda una vida cabe en dos líneas
o quizás en
una si logramos la concreción necesaria
digo
“quisiera” porque la indefinición me hace libre
las flores
no piensan en la felicidad & por eso son tan felices
los animales
no piensan en su muerte & por eso mueren tranquilos
sin esa
preocupación / todo el peso que cargamos con
nosotros es
nuestra propia culpa: ¡viva la especie racional!
corro entre
las llamas / sí / pero no sé si merezca la
denominación
de hombre / mucho menos la de poema
corro entre
las llamas a gran velocidad & solo puedo pensar
en cuánto
tiempo más tardaré en ser llamado hombre
¿cuánto más
necesito para ser un hombre? ¿puedo hacerme
trampas en
esto también? lo más probable es que no &
no importa
mucho / siempre digo “quisiera” porque de esa
forma afirmo
claramente que querer no siempre es poder
soy un
hombre en llamas que corre a gran velocidad por los márgenes
de este
poema / soy un hombre en llamas que corre por los márgenes
de este
poema / soy un hombre que es los márgenes de este poema /
un hombre es
un poema / soy un hombre / soy un poema / soy un
Dämmerung [o cómo reinventar a los ídolos] (Liliputienses, 2019)
Estudió
Juan Romero Vinueza nace en el año 1994, en Quito, Ecuador. Estudió Literatura en la PUCE. Maestrante de Literatura Hispanoamericana
en la UG (Gto. México). Co-editor de Cráneo
de Pangea. Ha colaborado con las revistas: POESÍA de la Universidad de Carabobo (Venezuela), Jámpster (Chile), Transtierros (Perú) y Liberoamérica
(España). Ha publicado en poesía: Revólver
Escorpión (La Caída, 2016), 39 poemas
de mierda para mi primera esposa (Turbina, 2018; Ediciones
Liliputienses, 2020) y Dämmerung [o cómo reinventar a los ídolos] (Ediciones Liliputienses, 2019), que obtuvo la
Mención de Honor del Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade 2019. Compiló, con Abril Altamirano, Despertar de la hydra: antología del nuevo
cuento ecuatoriano (La Caída, 2017), obra ganadora del incentivo de los
Fondos Concursables 2016-2017, organizados por el Ministerio de Cultura y
Patrimonio del Ecuador. Compiló y tradujo, con Kimrey Anna Batts, País Cassava / Casabe Lands (La Caída,
2017).
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