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Sharon Serna Rodríguez (Perú)


La poesía de Sharon deja que el viento empape la calma. En sus versos los días de cautiverio se vuelven la lujuria de la soledad erotizada. Serna escribe para desvanecerse entre los sueños, ver la noche crecer en nuestras venas. Su ola poética invade el desierto de todas las ilusiones extenuadas en el camino de una noche bien construida donde terminaremos danzando con la lluvia del escenario perfecto. Su palabra es abundancia.


Yo sola me encojo
Yo sola me encojo
Adquiero la forma del lunar en un cuerpo
Ensombrezco la vida de una hormiga
Yo sola, apilo un cardumen de olas sobre la arena
Sentada en la orilla de la isla
Dejo que el viento empape mi calma
Y me entrego a la noche de estrellas opacas
Para enmendar mí pecho equivocado
Yo sola decido esperar la luna en la oscuridad
Y llorar a carcajadas cuando la promesa se extravía
En alguna botella que el mar se traga
Yo sola enciendo una fogata de miedos
Y atizo el fuego para calentarme
Yo sola pierdo el imán en la arena       
Y destrozo el castillo de palabras
camino besando mis huellas
Recogiendo las migajas de los hilos de plata
Cada pequeño recuerdo en mi espalda
Ondea con el viento y tiro de mis sienes
Para alcanzar la madrugada
La vida continúa
Y las cadenas crecen como ramas.

Presentimientos
Está, la noche construida
Sobre los objetos olvidados
Sobre la sonrisa de los desafíos
Está, la noche durmiendo sobre los pétalos
Del heroísmo de una hormiga
Está, la sed convencida
De la fatalidad de un día sin misterio
Está, la brisa en el camino
Llegando de la noche encantada
Con su voz de lunares arcillosos
Escondida detrás de las olas
Está la penumbra buscando
Debajo de la alfombra
Con el deseo empapado
En un vaso sobre la mesa
Con la amapola o la cicuta de
Una tarde de hipocresía
Cuando saltas sobre cada pie
Danzando con la lluvia
Que se recoge en charcos
De cabellos estancados
En la memoria persiguiendo la altura
De todas las Ilusiones extenuadas
Esta una vela ojerosa abrazando
Su impertinencia contra las sombras
Del nudo de predicciones
Escondidas en la noche
Cuando un parpadeo se espanta
De los presentimientos.


Escribir
Escribir para la noche detrás de las paredes
Para encontrar una mano que alcance mis oídos
O un silencio temblando en la puerta de mis ojos
Para encontrar la salida un día que el mar no responde
Y su ola de silicio invade el desierto
Escribir persiguiendo las migajas de mi tiempo
En el día que florece la oscuridad de mis pupilas
En una medalla de desesperación inalterable
Escribir para el asfalto de cicatrices
Para la melancolía en un detalle de sinceridad
Escribir para el pez que se ahoga en la libertad
Encadenado a su necesidad de respirar o de volar
Escribir hasta desvanecerse entre los sueños
Hasta enredarse en la pesadilla de un insecto
Escribir una promesa para el espejo ciego
Un cuento de historias de terciopelo
De mitades color diamante en mis recuerdos
Para la maravilla de las pestañas inconsecuentes
Escribir para el deseo que nunca se deja alcanzar.

Mi pasión
Mi pasión necesita el caos
la indisociable discusión de los astros
necesita una guerra de luces impías
del asfalto menguado por la noche
necesita de cada palabra en terciopelo
del sombrero con peso de pluma
necesita de los días en cautiverio
de la esencia de los árboles en otoño
de la tempestad en una colilla de cigarro
necesita de la ruina en cada instante
de la perversidad de lo transparente
entre mis dedos de cigarras
mi sed necesita el abismo
en la lujuria de la soledad erotizada
en las flores de dislexia horaria
mi reloj necesita de la dicotomía
en una habitación podrida
necesita de la lluvia descuartizada
mi sed necesita de las sombras
de las palabras imbatibles
al otro lado del desierto.

Insomnio
La lluvia cae
Intento dormir
La noche crece en mis venas
Y como ramas se extiende
Las palabras bullen
El momento es la eternidad
La respiración un nudo
Un barco a la deriva con
Jazmines sobre las olas
De purpura el cielo bajo mi sombra
En una maleta el rincón prometido
Las dos de la mañana
Lo cotidiano es el vacío
Contener el bostezo
Guardar como secreto
La sed que precipita
Caer en una imagen rota
Para espantar las moscas
Es natural ser una sombra
Ser las horas sobre la mesa
Para prescindir de lo fantasma
Despierto siendo una fotografía
Las palabras un enjambre
He desaparecido pronto
Ya no queda sino una piedra
Cadenas atan mi hilo
a lo invisible que alimenta
Todo calculo en el horizonte
De algún modo se encuentra
En lo imperfecto frente a un espejo
He olvidado para que escribía.

Biografía
Sharon Serna Rodríguez. Nació en la ciudad de Cusco el 20 de setiembre de 1991. Estudio arquitectura en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco. 

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