En la poesía de Karina todo fluye consistentemente. Cada verso cuenta la historia de almas que se quiebran, de una realidad distinta a la que muchos conocen. Las letras de Varas desnudan cualquier intensión, nos entusiasman hasta perdernos en las pupilas dilatadas del viento helado y fresco. Su palabra viene con fuego, es la batalla gloriosa que se escribe debajo de las sabanas.
La
pensión de mala muerte
Paredes desgastadas y piso crujiente.
Se escucha a kilómetros el resorte de aquel colchón de
la habitación 13 donde una mujer no salta sobre una ballesta como deporte
olímpico, pero, ya es una campeona porque saltando ganó unas monedas para
existir.
Cada piso cuenta su historia.
Cada colchón tiene un resorte gastado.
Cada hombre penetra a una mujer sobre una cama.
Cada mujer pierde la visión del verdadero amor mirando
al techo al culminar su actuación.
Cada vez que pasa hay delitos en cada habitación, y
son imperdonables.
No le encuentro el sentido a esa ropa que pasa por el
piso apolillado. Si una tabla se quiebra es porque la batalla fue demasiado
estrepitosa.
Cayó un colchón de un piso a otro. Alguien había
perdido la vida por rodar en la escalera de caracol.
Pero murió glorioso.
Cocaine
Dibuje dos líneas entre tus pechos.
Inhale una a una entusiasmado.
Me hundí en tus pupilas dilatadas y me topé con el
paraíso.
Quizás, con una sobredosis llegue al cielo.
El
fondo de la taza azul
La brea se consume, sube y baja de la barrera, de
aquella represa que tenemos entre las manos.
El mar negro posee olas que no se dominan y fondos no
conocidos por muchos.
Todo fluye consistentemente, mares hierven dentro de
nuestra alma, su aroma conquista naciones y crea mundos.
Nos sumergimos dentro del fondo, se considera infinito
a los ojos del alma; la realidad es distinta.
La taza se quebró, el café se derramó.
No he llegado a sentir tanto desasosiego hasta que me
topé con el fondo.
El fondo siempre marca el fin de las etapas de nuestro
existencialismo.
Se me acabó el café y no puedo escribir más.
La
mujer del bar
¡Recházame!
Quizás piensa que porque la naturaleza me mostró mujer
ante el mundo intrépido no significa que no pueda ser la mujer de bar; aquella
que entre su boca frotó el viento helado y fresco de una cerveza fría recién
abierta o que quizás no pudo tener entre sus labios el cálido beso de un
hombre, pero si la fascinante fragancia de la cerveza de malta fermentada entre
mi boca.
¡Lástima!,
Que la sociedad se muestre así, que el poder de la
“fuerza” varonil no sea de igual comparación para nosotras, pero, más lastima
me da el saber que no puedo ser feliz dentro de este lugar que me trae paz, que
al escuchar del blues o del jazz no pueda sentir la misma sensación de
felicidad que un hombre pudiera dar. ¡Lástima!... Que yo solo sea llamada la
mujer de aquel bar.
Sin
ropa interior
Al mirarme con esa intensidad me desnudas sin tocarme.
Si te imaginarás que poso sin ropa interior, pero en
tu corta, pero basta imaginación no te das cuenta que la misma no está
presente.
No eres capaz de acercarte, pero, mientras duermo
hurgaste en mi cajón y te deleitabas en el morbo de mi ropa interior.
Debajo de las sabanas yacía mi cuerpo recostado en el colchón,
yacían mis kilos de piel y muslos sin nada, ni ropa interior.
Biografía
Karina Varas Sares. Nació el 20 de noviembre de 1994 en Guayaquil, Ecuador.
Actualmente es estudiante de 4to semestre de la carrera de comunicación en la FACSO - Universidad de Guayaquil.
Hobbies: Leer, escribir, escuchar música, entre otros.
Obras publicadas:
“La bitácora de la ansiedad” Crónica perteneciente al
expediente “La Bitácora del encierro” Editorial diecisiete en conjunto con la
Universidad Autónoma Metropolitana de Cuajimalpa, CDMX.
“Historias del cuerpo” Marzo del 2018, El Quirófano
Ediciones
“Feria de carnes” Junio 2017, El Quirófano Ediciones
“Memorias del Festival de poesía Ileana Espinel Cedeño” desde 2015 hasta la actualidad.
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