La poesía de Edmundo es el verso felino, el lenguaje del amor. Vivimos en un rincón del universo donde sus letras son junglas que ajadas son mojadas por la piel de quien bebe el poema del río. Su palabra habita en el ocaso, en los árboles, en el pueblo de los mangos, en el abrazo que penetra, en la boca sedienta, en el murmullo del pasado. Vélez apunta al instante de algún desvelo, donde los amantes se hacen barro y se cosecha desnudo el plan perfecto.
En el pueblo de los mangos
Una anciana que camina
en el pueblo de los mangos.
En el mediodía, el sol
de lazos encandilados.
Con las frutas verdes verdes
va agachada por los años
y en su costal polvoriento
ella vende, vende mangos.
Los vecinos que le miran
en su caminar cansado,
los vecinos que le dicen:
viejita, no cargues tanto.
Con su voz, apenas voz
y los ojos y sus manos;
ella vende, vende fruta,
la fruta que da su rancho.
Si yo, caminar dejara,
el transitar de mis pasos;
es el hijo de mi hija,
es el niño de mis brazos.
En la choza allá tan lejos,
tranquilito allá en el campo,
espera el niño sin madre,
espera un nieto el regazo.
Con las frutas verdes verdes
sigue ofertando sus mangos.
Con el costal polvoriento
ella vende y compra algo.
En el ocaso, en los árboles,
en el ocaso en el prado,
es el niño que se ríe
pues su abuelita ha llegado.
Abuelita demoraste
¿vendiste todos los mangos?
En la tarde gime el sol,
pues el sol se está ocultando.
Y si ríe el nietecito,
si se ríe sin espanto.
Una anciana que camina
en el pueblo de los mangos.
El Huérfano
Él no era mi padre, él era el hijo
de alguien.
Con frío con hambre
con llanto y con espanto.
Él no era mi padre, se unió a mi madre
¡Y resulta ser que tampoco era mi madre!
Les veo, me dieron su sangre
en un abrazo que penetraba
sus mutuos instantes.
Soy el hijo del instante en que ambos
tuvieron del otro
otro tipo de hambre.
La herida y la lanza
hermanados en aquel destino
en que reina la barbarie.
Y a pesar de eso, de las sábanas compartidas
de las noches en que el uno saltaba
del otro la sexual apatía:
no eran mis padres, eran los hijos de alguien.
Cuando descubrí esto, me sentí solo
¡lo acepto!
Primero me creí selecto, después
a mi vecino le reconocí también huérfano...
Y también a mi vecina, a mi jefe
a mi novia,
y en mis vacíos brazos
a mi futuro heredero.
¡Todos huérfanos! ¿Cómo es eso posible?
¿Cómo vivir sin padres?
Y así, seguí descubriendo, ascendiendo
hacia atrás en el tiempo
que nadie había sabido serlo.
¡Todos con inconfesables miedos!
Todos balbuceando en la noche el frío
más artero.
Todos prestos para succionar de algún pezón
un poco de cariño
de algún desvelo.
Él no era mi padre, él era el hijo
de alguien.
Desde siempre, desde atrás en el tiempo,
como si este no fuese realmente
el planeta que creemos
y sin memoria -en la boca el infantil dedo-
vivimos en un rincón del universo
donde las almas penan...
alguna olvidada condena...
Murmullo del pasado,
si ya pasaron los años del duelo
¿porque laceras, corazón sin cielo?
Este grito de muerte
escancia aquellos versos que en mi
boca
se destilan en canto de mi loca
llamarada de suerte.
¡Ven a mí, ángel inerte!
Murmullo del pasado;
si vienes hasta mí, a doler lo
dado,
en papel, en poema, de tenerte,
mudo en las líneas, te habré
callado.
Las sábanas son junglas que ajadas
son mojadas por un invierno esporádico,
hay dos pares de manos que a la
deriva claman
del otro como fiera y presa, boca y
sexo,
hambre y desvelo
y a la piel de la noche...
delatan.
Adán y Eva, los amantes
primigenios,
los del barro
en el verso felino de los cortos
arroyos del cielo.
Adán y Eva, los hermanos de la mano
divina
y los odiados consumidores de la
fruta escondida
entre las piernas de primavera y
celo.
Ellos ahora, ellos ayer, ellos
mañana...
Ellos se aman lamiendo el lenguaje
de amor
en la piel de las fieras,
y aprendieron a beber versos del
río
y arroparse del velo del silencio
mas noche.
La luna es su cetro del que
gobiernan arrullos y secretos
y no se diga temen del sol, ojo de
Dios
les condene sus besos de sombra y
secreto.
Adán y Eva tienen la bendición de
siempre ver
sus cuerpos desnudos con grata
sorpresa.
Es el amor el que infunde temor a
la memoria
y les hace ver su desnudez como
nuevo regalo
del cielo o del infierno.
Temblando la condena del fruto
prohibido...
Ellos se desean como se desean los
animales
en la piel de barro: amándose.
Su amor es secreto como los
misterios mismos
de la creación
de la hembra que espera mojada
y el macho, errante sediento.
Beben toda su savia blanca de tus
bajos vientres
y cosechan desnudos el pan perfecto
de sus cuerpos.
Pero el fruto prohibido se acaba,
Adán y Eva viendo apurados la hora,
se visten.
Adán vuelve a ser Raúl
y Eva retorna al cuerpo de Edith.
Se dan el beso final de la jornada
y salen del hotel como
desconocidos,
un hombre y una mujer mas del mundo
siguiendo rumbos distintos...
Hacia un fin común:
parejas a las que no aman les
esperan;
mientras ellos, extrañándose
son amantes del limbo.
Después de comer la fruta prohibida
cuenta la leyenda
que Adán y Eva andaban vestidos...
Biografía
Nació en la ciudad de Guayaquil el 25
de abril de 1985, vivió sin embargo sus primeros años en un pequeño pueblo al
norte de la provincia del Guayas, en el seno de un hogar de campo. Se ha visto
influido por el paisaje natural y las leyendas campesinas.
Algunas de sus influencias literarias son: Julio Verne, Alexandr Solzhenitsyn, Isaac Asimov, Allan Kardec, entre otros.
Ganador de
varios premios de oratoria en la escuela y colegio le dejaron por el gusto por
la declamación de poesía.
A la edad
de 15 años migra a la ciudad de Guayaquil, dejándose influir por autores como Hermann
Hesse, Fiodor Dostoievski, León Tolstoi, Mario Benedetti y, el amor de su vida,
el filósofo F. Nietzsche.
En el año
2018 ganó el segundo lugar en el primer concuro “El mundo suena en jotabé”
celebrado en la ciudad de Loja con su poema “Tierra”; ese mismo año quedó
finalista del Grand Prix de las asociaciones literarias con su poemario Los
versos lunares.
Durante
varios meses del 2020 dirigió, con su compañero Mijaíl Alvarado, el programa
radial RelatArte, programa de divulgación literaria.
Actualmente estudia literatura en la Universidad de las Artes.
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