Búsqueda
Busqué entre las búsquedas. Persistí.
Busqué entre las palabras,
las sílabas,
la distancia de una letra a
otra.
Busqué sin encuentros ni
hallazgos,
sin pistas ni huellas,
extraviado de ti,
extraviado de mí, extraviado
en qué buscaba,
extraviado en qué olvidaba, extraviado en qué
deseaba.
¿Qué quise de ti que no
hubiera en mí?
¿Qué historias, qué
cotidianidades,
qué memorias, qué
inexistentes recuerdos?
En el reflejo de una
vitrina intenté
encontrar la imperfección de lo exacto,
la exactitud de lo
perfecto,
la búsqueda del reflejo en
la vitrina.
Inútiles observaciones del
olvido.
Absurdos desafíos de la
memoria.
Ridículos espacios
entre las líneas de un
poema extraviado.
¿Qué pensé cuando entré al
sentido
de una palabra hueca?
¿Buscar la búsqueda para
justificar lo existido?
¿Explicar el sentido de la
vida
en un deseo frenético de lo
inexplicable?
No busqué en mí. Tampoco
busqué en ti.
No quise que se cruzaran
los trenes de tu ida
con los trenes de mi
regreso.
En cada desencuentro los
rieles
avanzaron en dirección
contraria.
Y perdí. Perdí porque
siempre supe
que buscarte entre las
búsquedas
era no desear hallarte en los hallazgos.
Devastaciones
A ratos la existencia es compartir el espacio con una sombra impura,
regalarse a la derrota de los amores que fluyen debajo de la tierra,
desentender los argumentos de Dios cuando decide la hora del abandono,
caminar en círculos sobre el dolor de los pasos de una línea invisible,
sostener el alma cuando trepa una montaña de superficie lisa y resbalosa,
vibrar desde adentro con el pulso de las cuerdas desafinadas y arrítmicas,
tender un hilo delgadísimo entre dos rocas equidistantes e inasibles,
desenchufar las quietudes y los encuentros de los espejos cóncavos,
asumir que no todos los días se llenan con ilusiones y posibilidades,
nostalgiar la piel y la risa y el sabor y la certeza de tenerla conmigo,
comprender que no basta otra persona si uno mismo inventa los vacíos,
dejarse devastar por tristezas de muchedumbre en
un rincón inofensivo.
Propuesta
Propongo a la vida una contravida.
La vida como contrapuesta de sí misma. La vida
como existencia inconsistente. La vida sin renacimiento, retorno,
placer donde parieron
pesados crucifijos de paciencia,
gruesas cadenas de injusticia,
opacas persecuciones de mis sombras.
Si no es posible la vida sin la muerte, propongo
también la contramuerte,
el contraolvido, el contraluto,
el contravacío.
La muerte como un regreso
y no como un final.
La muerte como ritual de bienvenida.
La muerte como ceremonia bautismal. La muerte como
sereno alumbramiento.
Propongo el sol alrededor de los planetas.
Las olas reflejadas en la luna.
Los trenes en perpetuo retroceso.
La vida en lucha con la vida.
La muerte en lucha con la muerte. Propongo caminar
hacia atrás,
hasta donde empezaron el dolor
y el contrasentido.
Biografía
Rubén Darío Buitrón (Quito, 1966) es poeta, narrador y periodista. Ha escrito diez libros sobre distintos géneros y tiene en preparación dos más. Fue director de la revista literaria La Mosca Zumba. Ha ganado premios nacionales de periodismo y de cuento. En la cadena digital SRRadio mantiene el programa “La otra mirada” y escribe para la revista digital Plan V. Es el director-fundador del portal loscronistas.net
Maravilloso tu poesía mi estimado Ruben, saludos desde Guayaquil Ecuador.
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