Volar te hace libre
Y yo aquí,
creyendo que mi única libertad
es cuando nos podemos acurrucar
al llegar a nuestro supuesto hogar.
Teniendo siempre una
o dos alternativas, preferí elegirte
porque tú has sido mi viaje favorito.
Aquel destino que me encanta
frecuentar
sin importar la estación en la que se
ha de encontrar.
Te elegí como mi vuelo
y como mi asiento: nos abrazamos
sin importar que tan extenso fuese el
tiempo
Te veo bajo cielos embrujados;
he ido hasta el punto más alto
para intentar minimizarte
entre tantos terrestres,
pero créeme, ni así pude hacer menos
lo que considero que eres.
La próxima seré más valiente
y seré mi propio salvador;
no te dejaré acercarte sobre mis
astas
y viajar por la distancia
que dejé al ir de gatas.
Tal vez me atreva a viajar
y a conocer otros sitios,
y con ellos, una que otra experiencia
que sé
que no estará de más.
Pero tan siquiera
debes pensar: ¿es esa duda la que
quiero guardar?
No cabe la duda ante alguien certero;
solo queda en tu ausencia
algo que se asemeja al cielo: basta
inmensidad.
¿Volar me hace libre
o me convierte en prisionero
de tu amargo recuerdo?
Bolita
Le encendí fuego a esas letras
disparejas,
a esas fotos que no eran perfectas
y a esas cajas que con el tiempo
perdieron su color de fresa.
Las envolví de dudosas llamas
en lo más alto
que me permitía mi montaña;
y viendo a las estrellas,
me acosté cerca del fuego
para acurrucarme de la ciudad,
y curiosamente, te vi en cada
horizonte
que alcanzaban mis cansados ojos.
Entre las luces y las festividades
te seduje, por eso,
anoche te vi entre tanta lumbre.
Entre la oscuridad y la soledad
siempre estuve, por eso
te vi en el bosque cercano a la uni.
Se te olvidó que prometiste
—a quién sabe quién—
que me amarías hasta el último día,
¿fue eso cierto o solamente algo
disparejo?
Tal vez
nunca intuiste enamorarte de alguien
pseudo-perfecto
o tan siquiera todo lo que vivimos
esperabas resumirlo en un juego
ajeno.
Nos conocemos lo suficiente
como para acabar la letra del otro,
pero de qué sirve ese modo
si ya no estamos juntos para hacerlo
en coro:
Mi… [1]
Hasta… [2] y… [3]
Claro que recuerdas
y viajan por tu mente esas letras,
pues ya llamaste esperando buscar
respuestas,
pero no seas cobarde.
Intenta disfrazar ese manto de ángel
con algo menos ordinario.
Mi suerte necesita de tu suerte
para romper este silencio cruel.
Puerto
¿Recuerdas el restaurante?
ese en el que la portada
se veía que era de un precio no
negociable;
aquel en el que renegaste
sus galardones y medallas,
puesto que aquellas experiencias de
antaño
revolvían tus entrañas.
Pedimos unos cuántos platos,
y en ellos,
no venía el postre
de tu tanga bajo el pastel de braga,
pero lo que sí se mostraba,
era aquel rostro que guardaba varias
marcas
en el trasfondo de cada lágrima
disfrazada de risa descontrolada.
Porque sí, reías y llorabas.
Porque sí, veías y asombrabas.
Los puntos pueden ser continuos o
apartes,
¿qué importa si hacemos un desastre?
no es necesario conocer la ciencia
o indagar en las materias ligadas a
la aritmética.
Simplemente,
podemos entender la dimensión de cada
acción
cuando nos dirigimos al cierre del
pantalón.
Veíamos cada toma como una carga de
sombra
que se convertiría en una cuenta
gota:
las fotos conservan momentos
que, descaradamente, olvidan todos.
Tal vez por eso
no nos tomábamos tantas fotos,
pero ¿quién sabe?
ya nos convertimos en dos hipócritas
con el sentir de dos —estúpidos—
idiotas.
Biografía
Agustín Eloy Solís Osorio, es un guayaquileño poeta, novelista y narrador del estilo literario erótico, gótico, romántico, misterio y ciencia ficción. Su primer libro fue una antología de poemas publicado junto a la poeta y narradora del seudónimo Maricela R. Loaeza, el cual fue titulado como "Escritores de América 2021". Sus poemas han sido publicados en sitios webs como: SIPEA - Capitulo Ecuador, Inspírate Club, Radio la Calle y El Yex.
De hecho, transmite mucho en cada verso. En toda la complejidad de la sencillez es que se encuentra cada verso.
ResponderEliminar¡Magnífico!