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Alfonso Bravo Moncayo (Ecuador)


La poesía de Alfonso amortigua el dolor, sana viejas heridas. Sus versos dejan huella donde antes todo se desmoronaba. Hemos esperado la respuesta a tantas cosas durante mucho tiempo, y con la belleza de la palabra del poeta Bravo todo se vuelve perfecto, es como la herramienta que repara el pasado.  


A luz negra

¿Saben? Yo nunca seré poeta. 

Solo alguien que quiso dejar por escrito sus delirios, 

Incoherencias, inspiraciones, 

Momentos a luz negra, 

No a media luz, que para eso están los tangos. 

Quise dejar huella, 

Un camino de migajas, para poder volver, 

De un conjunto de momentos inconexos, 

Excreciones mentales, 

Balbuceos infantiles en la vejez, 

Jadeos sexuales en las camas de hospital, 

Erecciones depresivas, 

Depresiones eróticas. 

He querido dejar... algo. 

 

Pero no me dejan, 

por eso de que el lobo no se sorprende con el atardecer, 

debo pasar instintivo por la vida, 

por eso de que la naturaleza es la que es, 

debo temerla y alejarme, 

por no acabar en el fofo pedazo de carne, 

escribo para que el de acá me escupa por sacrílego, 

que el de más allá me ame porque no sabe leer, 

para que me desnuden con los ojos, 

unos para vigilarme,

otros para violarme,

para llevarme a las duchas de Auschwitz. 

 

¡Carajo, qué delirio! 

 

No me dejan porque quieren que hable, 

de las guerras que no vivo, 

de las torturas que no siento, 

del pobre que no entiendo, 

de la belleza que no alcanzo. 

 

No, no me dejan... 

El camino se me acaba y no me dejan. 

Por eso apuro un final para reclamarles, 

A ustedes que, insisto, no me dejan. 

 

Por eso me tienen aquí, 

Sentado, leyendo, 

Y me dicen poeta. 

 

Freud es un cangrejo

He  entendido que la fotografía es la captura de un momento futuro, 

que la esperanza de recordar no es más que un presente muerto, 

que los planes que hoy hago son la reparación del pasado, 

los pasos que doy me llevan hacia atrás.

 

Si, Freud era un cangrejo, 

arqueólogo de vidas posibles, imposibles de vivir, 

si caminan hacia atrás, o hacia a un lado, 

todo depende de cuándo me mires y para qué.

Mi temblada osamenta retumba cada vez que te escucha, 

porvenir construido en piedras dibujadas, 

conciliaciones de sueños que reparan el vacío, 

de un pasado, de un presente, que solo son palabras, 

pequeños garabateos que gatean en círculos. 

Parches que nos convencen  de que existimos, 

tapones del futuro, 

que desde la fosa nos dice, 

Aquí los espero...

 

Letra y música

En el medio del vaivén, 

de la nota a la letra, 

de la letra a la nota, 

entre músico y  poeta, 

estamos los mediocres, 

esperando una respuesta, 

un milagro de los genios, 

o escribir una palabra, 

que se ame… se escupa...

que es lo mismo. 

  

Cupido

Cupido ya estuvo en la cárcel,

entre reos mal comidos,

se enamoran entre ellos,

el querubín, igual, maldito,

 

Y violando a violadores,

sanando viejas heridas,

van caricias, también vienen,

en la celda, en sus rincones.

 

Más desean, desahuciados,

un amor, un agujero,

un clavado, con caricia,

un oral; con mano y besos,

 

No son homos, ni son heteros,

no son dignos, ni hay vírgenes,

ni morales, libertinos,

son mortales, que están muertos.

 

 

Orificios en los lienzos

Amar, entender, 

entenderte, 

entender tu amor, 

amortiguar mi dolor, 

dolor de muelas, 

aunque me muelan a palos, 

pa' los que están desolados, 

de sus lados escondidos, 

que se esconden desahuciados, 

en calles de tierra, 

en tierras sin órbita, 

girando sin alrededores, 

alrededor de ellos, 

en elipses inexplicables, 

se expanden, se contraen, 

parecen latidos,  

ojos de caricaturas, 

orificios en un lienzo perfecto, 

monumentos de granito. 

 

Todo, 

todo se desmorona, 

se deshace, 

y sigo sin entender tu amor, 

ni en el medio de esta balbuceada, 

ni en el cajón de recuerdos, 

dónde todo huele a amnesia, 

dónde el granito, 

las elipses, los lienzos, 

las órbitas, las caricaturas,

las calles, los monumentos, 

las cosas que no dije y sus etcéteras,

tú y yo, 

somos fragmentos sin signos vitales. 


Biografía

Eduardo Alfonso Bravo Moncayo (Ambato, 1975)

Psicólogo clínico. Magíster en estudios psicoanalíticos, sociedad y cultura. Docente universitario.

“Acariciar delirios” fue su primera incursión en poesía y relatos cortos con él Ángel Editor. Ha participado en los libros “Espacio me has vencido, Antología de poesía hispanoamericana, Volumen II”, “Cuando se cierra la puerta, Antología de textos sobre el confinamiento” parte del proyecto “La poesía se toma la Red, “Con ciertas palabras”. Ha publicado textos en el blog de poesía “Homero y sus players” en el que publicó la Plaquette Digital “Los sin historia” y en la revista “Rizoma, plataforma de poesía”. también participó en el audio libro “Antología poética contemporánea VersoTRASverso” junto con la Casa de la Cultura Ecuatoriana y Lluevediciones. Ha participado como invitado y parte del equipo organizador en el Encuentro Internacional de Poesía en Paralelo Cero 2018, 2019 y 2020.  

Los poemas que se presentan en La poesía del Prójimo son inéditos, salvo Cupido, que fue arreglado por el autor del original que aparece en su obra “Acariciar Delirios”.

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