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Ignacio Gallardo Frías (Chile)


La poesía de Ignacio se diluye entre las sábanas. Su verso avasallador llega como sea, está abierto y ve y toca todo. Su palabra es el fuego que consume la presunción de inocencia hasta convertir la pureza en cenizas brillantes. El poema de Gallardo tiene latido propio, vibra indiscretamente y reposa en las angostas alamedas del amor. 


 

Lista de invitados

De partida no es necesario invitarme a mí mismo

llegaré como sea, bienvenido o resistido

 

Para confeccionar la lista recurriré a los viejos vocablos

con el fin de disimular lo que resulte obviamente añejo

archicitado, el más puro estilo redundante

 

Invito a la noche y su ceguera quinceañera

Invito al humo intruso que desaparece una y otra vez

Invito a la copa parlanchina de antaño

Invito a la pureza convertida en cenizas brillantes

Invito a la flora omnipresentemente clandestina

Invito al frío ensordecedor

Invito al apocento congestionadamente vacío

Invito al recuerdo olvidado sobre la ola voraz

Invito también a su escupo, cruel testigo

Invito al rechazo fugaz del ayer difuso

Invito a su segundo nombre

Invito -no sin resquemor- al navegante solitario

Invito al libro de mentiras que compré de segunda mano

Invito no a mi jefe, sino a mi sueldo atrasado

Invito a la sonrisa que nunca fue mía (lo más probable es que no llegue)

Invito a la cortesía maleducada que ni siquiera rima

Invito al valiente soldado desnudo -mi admirado hermano- que ya no está

Invito a los puntos y comas vestidos de civil

Invito al corazón salvaje del abismo orgásmico

Invito al círculo central

Invito a las sábanas viudas que viven de las rentas

Invito a la mancha asesina del pantalón lavado a mano

Invito a los comensales hambrientos a sentarse a la mesa

 

Faltan sillas y los relámpagos son en blanco y negro

falta un impulso para invitar a los imprescindibles

 

A ustedes no los invito por decencia

por el honor que reposa en las angostas alamedas del amor

 

No los invito porque esta es una fiesta privada

sólo quienes deseen firmar su sentencia de muerte pueden asistir

los demás podrán visitarla en su página web

donde no hay pedofilia pero sí párpados hinchados

y secretos ultrajados de sus sarcófagos malditos

 

Unos pidieron picadillos y pisco sour

otros un cóctel a la altura de las circunstancias venéreas

otros tantos se conforman con sopaipillas pasadas

con pebre extraído del páncreas profano del dragón jubilado

 

Las entradas no podrán adquirirse en grandes tiendas

no estarán disponibles en las farmacias coludidas

menos en las ferias obligadamente libres

 

De hecho no hay entradas

ni salidas ni escapes ni colores infinitos

 

Tampoco hay estatutos

 

Lo más probable es que esté yo sólo

sentado sin ropas frente al televisor apagado

aguardando por los invitados que nunca llegarán

y llenando formularios adjudicados a otros

papeles obsoletos que resbalan una y otra vez

frente a mi rostro desahuciado de cálculos imposibles

 

Acaba de llegar el primer invitado

con certeza me comunica que los demás vienen en camino

 

Anunciado está que se marcharán en no más de quince minutos

lo suficiente para sollozar el latido efervescente

que nos hace creer que la soledad es un ameno invitado más dentro de la lista. -

 

La mariposa siempre tuvo alas 

No es como una oruga o un ave enjaulada

ni concha cerrada sin agua de mar

dentro suyo, junto a la perla divina.

Está abierto y ve y toca todo

y siente el olvido, la dicha

y cómo no, la lujuria no blanca,

sino que de todos los colores

(¡como a mí me gusta!).

Lo que sucede es que no agrada,

no disfruta el supuesto goce dulce

del también supuesto afuera,

del afuera que mal huele pero dicen,

dicen algunos, que bien pagan.

Pero atención que ahí está,

contando números falsos,

pero contando también estrellas

y por supuesto, versos y palabras

y más versos:

ésos sí que encerrados están

sin poder escapar jamás de su capullo. –

 

Seducción 

Me seguías de plomo caminando sobre el largo río:

me mirabas hundiendo tu pecho en mi rostro.

 

Me veías quieto y solitario en la selva obscura.

Rompías el silencio de la montaña parlante;

la veías a ella también, con tus ojos hipnotizados

y tu boca escupiendo fuego de perlas.

 

Tu fuego consumió mis propias llamas

y me convertí en infinitas cenizas negras. –

 

Tú vienes

Y no me retas por estar ebrio

De nuevo

No me retas

Te acercas lentamente

Y me besas

No me retas

Me besas

Dejas de lado la presunción de inocencia

Soy culpable

Hay testigos

De mi culpabilidad

Y tú

No me retas

Me besas

Escarbando la sentencia mortuoria

Escupiendo el silbido galopante

No me retas

Me besas

Y me sigues retando

Con tus besos

El mayor

Reto

De mi vida:

Tus sílabas balbuceando una prosperidad

Yaciendo entre el césped húmedo

Como tus labios

Que no

NO

No me retan

Me acarician junto a la melodía

Que juntos escuchamos

Atentamente

 

Y no

No me retas

Me besas

Y besas al Poema

Que se hizo verdad

Cuando me besaste

Y no me retaste. -

 

Anoche soñé

Anoche soñé

Que tuve un sueño

Mojado no fue

Húmedo un tanto

Avasallador todo el rato

Decidor podría ser

Más que nada premonitorio

 

Soñé que en el espejo

No habían manchas blancas

Había fuego

Reflejos mágicos

Expectantes

Imposibles

 

Anoche soñé que me pagaban

Que el capitalismo no es tan malo como dicen

Que me alcanzaba a comprar la última y necesaria

Cerveza

 

Soñé que la cerveza no se acababa

Que por fin un milagro se hizo carne

Que tu mirada me apuntaba

Que el descalabro por fin valió la pena

 

Anoche soñé que inventé una rueda

Y que nunca se estropeaba:

Avanzaba por el camino

Esquivando las espinas

y anulando la escarcha del parabrisas

 

Soñé que la noche era clara

Que la mañana era sobria

Que los lamentos sonreían

Y que el mañana era sólo un pasajero más

Haciendo dedo en la carretera perfecta

 

Anoche soñé que todo era real

Soñé despertar soñando

Desperté soñando despierto

Fumigando magnates proletarios

Exiliando combatientes añejos

Descartando verdades insolutas

Acumulando vibraciones indiscretas

Vaciando jarrones vacíos

Danzando erotizados ritmos junto al océano

El fin de toda convicción

 

Soñé no una canción

Sino que dos:

Una dedicada al pánico escénico

Y otra al poeta inactivo

Que silente aguarda por ser escuchado

 

No me vengan con eufemismos:

Los sueños se convierten en fábulas

Y la poesía se diluye entre las sábanas

 

Soñé que mis manos alcanzaron

El pedestal emancipador

Del sueño hecho palabra

 

Anoche soñé que me acompañabas

Mientras cabalgaba hacia el infinito

 

Soñé que el aburrimiento

Podía transformarse en perlas. –

 

Biografía

Comunicador Audiovisual de profesión. Escritor, guionista y productor de oficio. Fundador del grupo literario «Aullido» en Concepción, en la década de los 90. Su primer poemario, «Testimonios de baja pureza», se publicó en 2015. Durante el último tiempo, ha desarrollado un trabajo principalmente de gestión en el ámbito literario, como fundador, productor y poeta del colectivo de poetas penquistas «Cóctel Lírico», que basa su andar en lecturas de la bohemia y bares penquistas y de localidades de la región y el país, desde principios de 2016, proyecto con el cual se ganó un fondo municipal que, entre otras actividades, les permitió publicar el libro «Cóctel Lírico: poesía menor de adolescentes tardíos», en 2017, con textos de 6 de sus miembros.

Actualmente sigue gestionando las presentaciones del «Cóctel Lírico» y es productor del ciclo de lecturas «La Infame Palabra» del célebre club nocturno Casa de Salud de Concepción. También es colaborador del proyecto internacional Casa Bukowski y está próximo a lanzar su tercer poemario.

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