La poesía de Óscar busca la libertad a cualquier costo. En sus versos
maduran las palabras, todo se vuelve vértigo y vino. En su texto probaremos el
pecado, el calor de aquella luz, y el mar en el que habitan sueños esplendorosos.
Arrancará de nosotros nuevas pasiones hasta hacernos vivir lo que ya no existe.
Es enfático al recalcar que en la intimidad no hay mentiras.
6
Inevitable
Desesperadamente
Y con necesidad vuelvo a ti, palabra roja:
regalo de la cochinilla,
delicia del primer fuego
que alentó el paso de los primeros
habitantes.
Manzano
de soles que da sus frutos
dentro de las crónicas difíciles de nuestra historia
palabra pura de agua
que la invocación vuelve vértigo y vino.
Dolor que
es la clave constante
que nos recuerda que habitamos
los confines de la misma piel.
Lo que
nos une a la bestia peluda,
al pez, al pájaro— todos vivimos
dentro de la sombra sagrada
del árbol de la sangre.
Punto
cardinal de los enigmas
rubor del maíz rojo,
sonrisa entre los dientes
Avanzo
hacia tu encuentro,
palabra roja: familia infinita.
9
Esta
lluvia que golpea los cristales
es la misma de ayer.
Oyes el golpeteo de sus
gotas,
como un tamborileo
que no acaba jamás.
En Medellín llovía.
El azar teje encuentros
como la ciudad calles
que desembocan en la misma plaza.
Esta lluvia que bate los cristales
es la misma de ayer.
El rumor de sus gotas
ha estimulado el árbol de tus nervios.
Has vuelto a vivir lo que ya no existe.
Has ido y regresado.
Te has encontrado en uno de los vértices
al niño que fuiste, mientras miraba
absorto la lluvia tras el cristal
y en los otros, al muchacho, al joven
y al adulto que fueron
el hijo de aquel niño.
Has caído en la búsqueda de tu ser
desde la alta cúspide de tu insomnio.
Has amado preso en la libertad del amor.
Has buscado por calles que se
borran en la bruma la intersección
de lo que captan los sentidos
con lo que intuye el sinsentido.
Has visitado un Santo.
Has sentido el calor de aquella luz
inexplicable que te hizo salir de tu cuerpo
una noche, mientras éste se fundía con el universo.
Has vuelto a amar.
Has sido para ser.
Buscas en este segundo que
pasa el concierto de todas
las fuerzas que te inventan.
Eres una partícula en la galaxia
que gira en la nada,
un ahora que se recuerda a sí mismo
en el parpadeo de los milenios.
Quien escucha llover ya es otro.
Está sentado en un cuarto futuro
que tú aún no conoces.
Te contempla
salir de tu alcoba, cerrar la puerta
y caminar por el jardín en donde
respiras la humedad de la noche.
Esta
lluvia que bate los cristales
es la misma de siempre.
48
El mar me habita de sueños esplendorosos:
botes negros en una bahía azul,
velas blancas con algas y conchas.
Sobre el mástil, una gaviota blanca y negra en el
mediodía
recién lavado por las olas.
He aquí el día con la edad del mar en los ojos:
ese vendaval espumoso apretado contra los dedos,
la arena en los pies
o las piedras filudas que hieren de lejos
como dioses armados de dardos invisibles.
Estoy en el fondo de esas cavernas marinas
donde duermen los lobos,
donde pastan los caballos marinos
y hay culebras que a uno le corren por el cuerpo
cuando se alargan las manos
buscando misteriosos tesoros de bandidos muertos.
He aquí el día en que maduran las palabras;
como si fueran cerezas maduras
las picotean los pájaros,
y las marejadas, como palos flotantes,
las estrellan contra los acantilados.
Se triza el vidrio de la juventud
cuando Dios camina sobre las aguas
y la niebla apenas deja entrever
la luz de un faro atormentado.
Aquí: marineros deformes, ahogados
por sus cuerpos de barro y pecado,
yacen en el fondo marino, entre algas, cangrejos,
durmiendo con una sonrisa pálida
que ilumina los huiros dorados de luz.
He aquí el día en cuyas caracolas
resuena el Pacífico; su rumor
me hiere como un profundo rasguño en la piel
en el que se grabará el tiempo para siempre...
40
Tengo amontonadas las ideas
las empujo que caigan directo al fuego
antes de salir de mi boca,
hoguera de animales marinos, enjaulados engranajes
que anhelan su vuelo
para imitar a la naturaleza,
y en la primera plana
los verdugos van disparando sobre músicas robadas
reinicia la sensación de crecimiento,
cuando quería salvarme, hordas de vida
me fueron imposibles a la vista,
sería irónico caer en las manos de la justa muerte
ahora que arrancaban nuevas pasiones,
comienzo a comprender la maldición que los dementes
le hacen a la gente normal,
en la esquina del callejón, dos adolescentes son
asesinadas,
ya no necesitamos drogas para alterar los sentidos,
ni vanagloriarnos con temas de nenas y peleas
ganadas,
las ratas comienzan a buscar nuestros besos,
la espada de Damocles nos ha esperado pacientemente,
os verdaderos locos viven humillados,
una leve iluminación,
mi mente se abre a un bosque reforestado,
al cielo blanco áurico,
que cobija de espíritu y sobriedad
las calaveras que celebran la última puesta de su
traje de carne cruda,
todo es más sabroso al paladar de mi vida corriendo
en un segundo,
a nadie más que a mi le debo mí ruina,
cosquillas de barrio recorren las calles,
llegan directamente a acribillar mi juventud perdida.
A estas alturas, los poemas de leones son gatitos
cayendo por la escalera de mi garganta,
¿te parece que estoy solo?
No me importa, ya no respaldo ni me opongo a ninguna
causa.
Sin mí, el mundo no convulsiona.
¿Es una nueva etapa y comienzas a extrañarme?
ojalá nunca descubras el delgado hilo que conduce a
lo desconocido
y a la morbosa perdición de probar mis pecados,
los peces de mi boca comienzan a provocar a los gatos
que se levantan en los escalones de mi esófago,
no tengo la intención de entregar mis mejores
palabras al público académico y conocedor,
y si lo hago, dirán mis heterónimos que gritan a
distancia:
NOS EQUIVOCAMOS EN TODO.
Busco la libertad a cualquier costo,
si he de morir quiero que sea en total obstinación
quiero que el demonio reciba con su boca mi
excremento,
exijo más verdades,
mi Padre decía que en la intimidad no hay mentiras,
quiero que un pez mecánico volador escape de mis
fauces llenas de felinos,
deseo debutar en la página 16 de un diario
amarillista,
que mis compañeros no lloren mi muerte, mientras mi
viuda baila charlestón sobre mi tumba,
y que jamás un karma me traiga de una regresión al abismo,
espero que, en mi próxima vida, mis latidos siempre
retumben un estallido
y que el destino no se encuentre sometido al reinado
del Dios que habita en el extremo de un cirio
y que hoy ha decidido arrancarme la voz
con casquillos de plata.
36
Mi
madre,
jamás
usó la cacerola para jugar a la mujer responsable
la
empeñó en una tienda de rayas y
se
compró con el dinero una ola negra
como
la lengua de quien usa el tocador para decirse ciertas cosas
Para
lamer la noche
usaba
la sal endulzaba el cuerpo
la
espuma blanca
le
roía los muslos de arena haciéndoles
anotaciones
contando
los días que llevaba sin sentir
entre
las piernas el escurrimiento de
un poema
Nadie
había visto nadar una ola
en
el mar de olas
hasta
que ella se paró de pie juntillas y
declamó
una o dos o tres recetas de mejillones al ajillo
Nadie
había visto a una mujer escribir como mujer
Nadie
había previsto
que
se desnudaría el torso se levantaría la falda
se
recostaría contra el muro abriría los sentidos de la carne
esperando
con sonrisa maliciosa la embestida del poema
Nunca
usó la cajita de especias que le regalaron
cuando
era niña y perseguía nubes en su bicicleta vagabunda
Se
tatuó una escoba para recordarse que nunca usaría una escoba
Esperó
que le creciera un rosal en el corazón
pero
en vez de eso comenzaron a nacerle caracolas
Ella
dijo: soy una y soy miles
mis
voces se replican en el bramido de la piedra
quiero
volar y más se agitan las olas de las nubes
quiero
correr tras los cangrejos que se fugan en la arena
quiero
yo misma ser fuga
dejar
de tener pies para volverme sirena
Ella
dijo: en el bosque azul que me circunda
se
balancean y cantan las demás sirenas
Ella
dijo: traigo en mi bolsillo del chaleco
la
ola negra que compré para esta noche
34
Esta
calle mi calle
se parece a todas las calles de mundo
uno no se explica por qué
suceden tantas cosas en un minuto
en un hora en doce horas
desde que el sol preña la tierra.
Tiene
puertas como bocas sin dientes
Las mujeres se asoman a las ventanas
y miran tan lejanamente…
Sobre un
alambre en el que los días
hacen equilibrio cuelgan a secar
medias, camisas y pantalones rotos.
Tres
mujeres con cara de pocos amigos
esperan el bus. Son modistillas
que van a los talleres de la ciudad
a coser su miseria con una aguja de oro.
La beata
de enfrente
acaricia con uvas a un gato lustroso
y le dice “my darling”
mientras un estudiante regresa
a su cuarto de hotel
donde la cama en actitud de mujer pariendo
espera su saco de huesos
y colgado en la pared con una cinta
el retrato de la novia
que se ahorcó en sus trenzas
y ya tiene dos hijos parecidos
a su marido el boticario
Al final
de la calle está la casa
del farolito rojo
a donde van prostitutas niñas
con pelo color de miel
y senos como dos monedas de centavo frías
Esta
calle mi calle
se parece a todas las calles del mundo
se ven estas cosas y otras cosas…
Biografía
Óscar Escobar Castañeda. Antropólogo de
profesión, vinculado a instituciones que trabajan a favor de los derechos
humanos de personas en contexto de vulnerabilidad. Ha realizado publicaciones
colectivas, actualmente prepara un poemario “Mañana estas calles llevarán otros
nombres”, papá de Sofía y Alejandra, lector universal, amante de los gatos y
del mar.
Me encanta la capacidad que tiene Oscar de hacernos vibrar, sentir e imaginarnos en los escenarios que el nos propone.
ResponderEliminarExcelente poeta, visionario de la vida...nos exhorta a salir de la cotidianidad y volar en nuevos mundos imaginarios....gracias
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