La
poesía de Ringo nos hará caer en un letargo mágico. Sus letras se hacen humo en cada lectura y
algunos perderán la fe mientras que para otros la tarde será de gloria. El poeta logrará alejamos de lo civilizado que
somos hasta convertirnos en selva o en cualquier otra cosa con tintes artísticos.
Carne
de iguana
El que anda con la
guahiba
era un tipo pinta
plata, hembras
bonitas.
Un Men con clase.
Andaba en
camioneta,
cadenas de oro.
Hasta que llegó a
la selva.
Preñó a una niña
de 14,
hija del Mamo.
¡Lo rezaron!
Dejó su casa,
sus hijos.
¡Todo!
Se le cayeron los
dientes
Y ahora tiene diez
bastardos verdes como iguanas
con los ojos de
blanco mediterráneo.
Lo colgaron a la
entrada del pueblo.
¡Te acostumbras!
Las iguanas se
insinúan por cualquier cosa
cigarrillos, un
espejo, iPhone XS.
Caes en un letargo
mágico.
Su baba la pone
dura.
Le das cabrilla,
toda la del mundo.
Te vienes varias
veces, la leche es agua.
No quieres sacarle
la verga del culo, de la boca.
Y cuando menos lo
piensas revientas a trompadas a tus amigos.
Mandas a comer mierda
a tu esposa.
Se te caen los
dientes, ellas los venden al Mamo.
Quedas perdido en
la noche.
Lo peor de todo,
es ver como se le cae la carne a la verga
con la luz de la
luna.
El
derviche de la montaña
El derviche de la
montaña de metano oró,
entre cigarrillos,
calcetas
y mil chucherías
chinas de los mercados de su niñez.
Entre las cintas
asfaltadas del no futuro
y el humo negro de
las ciudades de la televisión,
donde nunca irá,
nunca vivirá,
pero que imaginó.
Ora y odia.
Y bajo el enfermo
y gigantesco seno de su madre,
se escondió el
derviche de la montaña.
Ella cosió
estampitas de santos a la boca de su útero,
puso calzones
viejos bajo la puerta
para que nunca
entrara la luz ni el amor.
Le dejaron por
herencia
el nombre de un
futbolista olvidado,
Willington Ortiz.
El derviche de la
montaña sintió su llamado,
con la música de
los vendedores de sartenes de latón,
y en la cuna donde
nació, de pronto se llenó de galletas,
pieles rojas,
Marlboro, maní y caramelo.
Su madre adaptó y
nombró: "La consentida"
una carriola para
las ventas ambulantes;
arrastraría ese
trasto hasta el último de sus días.
Atrapó los códigos
Blade Runner en gruyas de papel,
después de pasar
horas y horas en cinemas rotativos.
Vivió como ratón
entre basura y cuartos de alquiler.
Aprendió que los
únicos ángeles son El Santo y Blue Demon;
el derviche baila
y ora, hasta que su mensaje subliminal
de la radionovela
"La ley contra el hampa",
se coma el seso
del normal.
El derviche vivió
en un tiempo donde los hombres creyeron que,
con pesas de
cemento y revistas de fisicoculturismo
llegarían a la
ciudad de los ángeles caídos, allá en la USA,
beberían del sueño
americano.
Con sus hermanos
improvisaban un ring con cuerdas de cabuya
y medias veladas
en la cabeza para jugar a la lucha libre.
Se dejó crecer la
melena,
y cuando apareció
la alopecia de los días,
se cubrió la
calavera con cintas magnetofónicas,
que emitían
psicofonías del Monte calvario y la Atlántida.
Y con la manteca
de la estufa de la abuela
ofreció arepas a sus
feligreses, hostias bañadas en aceite;
después de
encontrar sus grandes revelaciones
en los mercados de
los libros de segunda mano.
Desconocemos su
final mientras cerramos las puertas
en este tiempo en
que la muerte está en la calle.
Todos sabemos, que
él nos hace sentir una mierda.
Con su capa negra
y su filosofía de muerte al ego.
Nunca renunció a
su fe.
Danza recogiendo
colillas de cigarrillos del suelo.
Su humo conecta al
cielo con la tierra.
Vivió como Solín
Fue más ágil que
El Chapulín
más gracioso que
Tin Tan
más sabio que
Mumm-Ra
es el santo de
santos, W.
***
Dices que es un malvado
el mosquito–vampiro.
Me muestras dónde te clavó su hambre,
su mordida en la mejilla.
Dices que no puedes ocultar su herida
(mi amor, mamá me preguntará
sobre este piquete).
El cielo raso de nuestras casas
debería ser los múltiples colores
de esta tarde gloriosa…
***
Así eres tú:
pájaros que migran al sur,
una fiesta que se arma tras los arbustos,
un día de verano.
Un atento meteorólogo
(no tiene detector del clima,
confía en su calendario).
Yo soy un fantástico observador de pájaros…
***
A todos les dice:
¡Luciana es luz!
Se ríen de él,
pues no es más que un coleccionista de luciérnagas
que ahoga en un frasco de vidrio…
***
¿El nene tiene miedo?
Venga con la mamá ratona
a mamar de mí humanidad.
Luciana ilumina mi camino
con fósforos que iluminan
la punta de su nariz…
***
En las noches silvestres
le producen risas los jadeos
(me dice que ya no somos conejos
sino potros salvajes).
Descansa en mi pecho.
Veo puntos luminosos en el cielo…
Biografía
Ringo
Cruz Gamba nació el 23 de mayo de 1979 en Bogotá, Colombia. Su primera
publicación fue una investigación sobre la frontera de las áreas artísticas
titulada «Poesía sonora», en la Revista de Investigaciones en Música,
Literatura y Artes Plásticas, de la Universidad Autónoma de México. También ha
publicado «Capitán banana», en la revista Vanalidades, editor Harold Ferreira,
de la Universidad Nacional de Colombia; «Qué bicho te picó» en la revista
Retruécano en México, «Corazón esférico» en El narratorio. Antología literaria
digital, Argentina. Trabajó con el colectivo de artes La Ratonera y Los Toxic
Boys en la publicación de sus discos: Ángeles chirreteados, Hemos perdido el
contacto (postales internacionales). Carne de iguana de la editorial Hoja en
Blanco. Culebrilla es un compilado de relatos sobre personajes afectados por el
ambiente, la desesperación y el dolor.
Profesional del área de las ciencias humanas, con amplia experiencia en el campo de laboratorios artísticos, promoción de culturas escritas, la investigación, la gestión social y la creación artística, importantes habilidades lúdico-creativas; actividades que desempeña en espacios institucionales y alternativos-independientes, con sentido social y comunitario. Músico y escritor experimental desde lo interdisciplinar, desde los performances y productos sonoros con interacción con otros lenguajes artísticos.
Comentarios
Publicar un comentario