Ir al contenido principal

Ringo Cruz Gamba (Colombia)

La poesía de Ringo nos hará caer en un letargo mágico.  Sus letras se hacen humo en cada lectura y algunos perderán la fe mientras que para otros la tarde será de gloria.  El poeta logrará alejamos de lo civilizado que somos hasta convertirnos en selva o en cualquier otra cosa con tintes artísticos.


Carne de iguana

El que anda con la guahiba

era un tipo pinta

plata, hembras bonitas.

Un Men con clase.

Andaba en camioneta,

cadenas de oro.

Hasta que llegó a la selva.

Preñó a una niña de 14,

hija del Mamo.

¡Lo rezaron!

Dejó su casa,

sus hijos.

¡Todo!

Se le cayeron los dientes

Y ahora tiene diez bastardos verdes como iguanas

con los ojos de blanco mediterráneo.

Lo colgaron a la entrada del pueblo.

¡Te acostumbras!

Las iguanas se insinúan por cualquier cosa

cigarrillos, un espejo, iPhone XS.

 

Caes en un letargo mágico.

Su baba la pone dura.

Le das cabrilla, toda la del mundo.

Te vienes varias veces, la leche es agua.

No quieres sacarle la verga del culo, de la boca.

Y cuando menos lo piensas revientas a trompadas a tus amigos.

Mandas a comer mierda a tu esposa.

Se te caen los dientes, ellas los venden al Mamo.

Quedas perdido en la noche.

Lo peor de todo, es ver como se le cae la carne a la verga

con la luz de la luna.

 

 

El derviche de la montaña

El derviche de la montaña de metano oró,

entre cigarrillos, calcetas

y mil chucherías chinas de los mercados de su niñez.

Entre las cintas asfaltadas del no futuro

y el humo negro de las ciudades de la televisión,

donde nunca irá,

nunca vivirá,

pero que imaginó.

Ora y odia.

 

Y bajo el enfermo y gigantesco seno de su madre,

se escondió el derviche de la montaña.

Ella cosió estampitas de santos a la boca de su útero,

puso calzones viejos bajo la puerta

para que nunca entrara la luz ni el amor.

Le dejaron por herencia

el nombre de un futbolista olvidado,

Willington Ortiz.

 

El derviche de la montaña sintió su llamado,

con la música de los vendedores de sartenes de latón,

y en la cuna donde nació, de pronto se llenó de galletas,

pieles rojas, Marlboro, maní y caramelo.

Su madre adaptó y nombró: "La consentida"

una carriola para las ventas ambulantes;

arrastraría ese trasto hasta el último de sus días.

Atrapó los códigos Blade Runner en gruyas de papel,

después de pasar horas y horas en cinemas rotativos.

Vivió como ratón entre basura y cuartos de alquiler.

Aprendió que los únicos ángeles son El Santo y Blue Demon;

el derviche baila y ora, hasta que su mensaje subliminal

de la radionovela "La ley contra el hampa",

se coma el seso del normal.

 

El derviche vivió en un tiempo donde los hombres creyeron que,

con pesas de cemento y revistas de fisicoculturismo

llegarían a la ciudad de los ángeles caídos, allá en la USA,

beberían del sueño americano.

Con sus hermanos improvisaban un ring con cuerdas de cabuya

y medias veladas en la cabeza para jugar a la lucha libre.

Se dejó crecer la melena,

y cuando apareció la alopecia de los días,

se cubrió la calavera con cintas magnetofónicas,

que emitían psicofonías del Monte calvario y la Atlántida.

 

Y con la manteca de la estufa de la abuela

ofreció arepas a sus feligreses, hostias bañadas en aceite;

después de encontrar sus grandes revelaciones

en los mercados de los libros de segunda mano.

Desconocemos su final mientras cerramos las puertas

en este tiempo en que la muerte está en la calle.

Todos sabemos, que él nos hace sentir una mierda.

Con su capa negra y su filosofía de muerte al ego.

Nunca renunció a su fe.

Danza recogiendo colillas de cigarrillos del suelo.

Su humo conecta al cielo con la tierra.

Vivió como Solín

Fue más ágil que El Chapulín

más gracioso que Tin Tan

más sabio que Mumm-Ra

es el santo de santos, W.

 

 

***

Dices que es un malvado
el mosquito–vampiro.
Me muestras dónde te clavó su hambre,
su mordida en la mejilla.
Dices que no puedes ocultar su herida
(mi amor, mamá me preguntará
sobre este piquete).

El cielo raso de nuestras casas
debería ser los múltiples colores
de esta tarde gloriosa…

***

Así eres tú:
pájaros que migran al sur,
una fiesta que se arma tras los arbustos,
un día de verano.
Un atento meteorólogo
(no tiene detector del clima,
confía en su calendario).
Yo soy un fantástico observador de pájaros…

***

A todos les dice:
¡Luciana es luz!
Se ríen de él,
pues no es más que un coleccionista de luciérnagas
que ahoga en un frasco de vidrio…

***

¿El nene tiene miedo?
Venga con la mamá ratona
a mamar de mí humanidad.
Luciana ilumina mi camino
con fósforos que iluminan
la punta de su nariz…

***

En las noches silvestres
le producen risas los jadeos
(me dice que ya no somos conejos
sino potros salvajes).
Descansa en mi pecho.
Veo puntos luminosos en el cielo…

 

Biografía

Ringo Cruz Gamba nació el 23 de mayo de 1979 en Bogotá, Colombia. Su primera publicación fue una investigación sobre la frontera de las áreas artísticas titulada «Poesía sonora», en la Revista de Investigaciones en Música, Literatura y Artes Plásticas, de la Universidad Autónoma de México. También ha publicado «Capitán banana», en la revista Vanalidades, editor Harold Ferreira, de la Universidad Nacional de Colombia; «Qué bicho te picó» en la revista Retruécano en México, «Corazón esférico» en El narratorio. Antología literaria digital, Argentina. Trabajó con el colectivo de artes La Ratonera y Los Toxic Boys en la publicación de sus discos: Ángeles chirreteados, Hemos perdido el contacto (postales internacionales). Carne de iguana de la editorial Hoja en Blanco. Culebrilla es un compilado de relatos sobre personajes afectados por el ambiente, la desesperación y el dolor.

Profesional del área de las ciencias humanas, con amplia experiencia en el campo de laboratorios artísticos, promoción de culturas escritas, la investigación, la gestión social y la creación artística, importantes habilidades lúdico-creativas; actividades que desempeña en espacios institucionales y alternativos-independientes, con sentido social y comunitario. Músico y escritor experimental desde lo interdisciplinar, desde los performances y productos sonoros con interacción con otros lenguajes artísticos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Karina Gálvez (Ecuador)

La poesía de Karina es aquella perla que brilla en la noche. Sus versos se convierten en caricias que maniobran a rienda suelta hasta convertirse en nuestro centro de gravedad. Su voz abraza sobre lienzo y lona, llevándonos al remanso de la fantasía donde se galopa de rosa en rosa y donde el poema se convierte en piel. Derramará ríos de prosa para llevarnos a lugares en los que nunca estuvimos, entre el alma y el deseo, llenando madrugadas hasta que el secreto se vuelva luz. Amazona Él, con su amor, me ha raptado como a Antíope raptó Teseo, y una guerra ha desatado entre mi alma y mi deseo.   En vano elevé mi pelta para huir de su mirada, pues sus ojos traspasaron cual sol entre mis pestañas.   Como Hipólita, ceñí en mi vientre un cinto lleno de magia, que él maniobra a rienda suelta en todas nuestras cabalgatas.   Y es que, igual que Belerofonte, sobre Pegaso revuela.  Sus alas, que lo hacen libre, me vuelan a una luna llena.   Talestris y Ale

Paula Andrea Pérez Reyes (Colombia)

La poesía de Paula Andrea es la llama que danza sobre las melodías de cada momento. En sus versos se ha despertado mi deseo y encuentro vida. La escritora Pérez Reyes suspira sobre sus corrientes y mantiene encendida las palabras, los gritos y las líneas de nuestros cuerpos. Me refugio en su escritura para escapar hasta llegar a otro aire, otro tiempo. Ela sobre la laguna de Estigia A Gustave Doré que sigue en la barca Ela va en la barca sobre la laguna de Estigia Ela suspira sobre sus corrientes  Y en un vaivén de venenos para prolongar el recorrido  encuentra  un alma atrapada en una esquina de la barca. La vida es una débil llama que danza las melodías de momentos  Ela es una vela que se mantiene encendida  alumbra sobre la laguna de Estigia El tintineo de las monedas hace contraste entre las moradas de la tierra y el mundo del olvido. Esta noche no viene Flegias Esta noche no nos visitará Caronte Esta noche Ela deja los cuerpos a las puertas del abismo

Lorena Salazar Suquilanda (Ecuador)

La poesía de Lorena parece que vive en el viento. En sus versos es posible explotar desde adentro y perder no solo el juicio, también el aliento. Vamos por la vida tropezando entre líneas viendo a la poeta Salazar recoger el asombro y escribirlo a la intemperie mientras saboreamos el cuerpo de su texto. En el vilo de sus manos, su palabra se atreve. La odalisca No puedo pedirte que no te marches, Los fantasmas de mi closet,  se cuelan en el tiempo  y dicen a gritos  que la noche  será espesa  y fría si te vas.   No puedo atreverme a no tocarte. Caminar ingenua en tus lagunas  y arriesgarme a no beber Acampar en tus fangos Abismos estridentes Bañar mis manos  deshabitadas si te vas.   No puedo escribirte sin dejar de saborearte Encontrarte en el olor a tamarindo Imaginar tu lengua aleteando como abeja Posándose en mis flores  abiertas al rocío Gotas frías Evaporadas Si te vas.   No puedo oír sin cantarte alaridos y arañazos Corea