TODOS LOS DIOSES: Antología panhispánica de poetas jóvenes del siglo XXI. Reseña de José Luis Morante
Cada tiempo
histórico oferta un ilimitado paisaje creador. Acumula itinerarios simultáneos,
entrelazados o recónditos, que desbordan la perspectiva del lector concreto y
justifican la visión panorámica, la foto de grupo. Y esa es la hermosa tarea de
Ivo Maldonado (Talcahuano, Chile, 1978), poeta, editor, activista cultural y
antólogo responsable de la edición del volumen Todos los dioses. Es una
compilación de voces jóvenes, dispersas por la geografía panhispánica, que
afloran en las primeras décadas del tiempo digital y buscan el núcleo germinal
de su espíritu creativo en la poesía.
En la tarea de Ivo Maldonado conviven los talleres de Escritura Creativa, la promoción de convocatorias culturales y un quehacer lírico que arranca en el amanecer del nuevo siglo con Anamorfosis (2000), y prosigue en el transitar cronológico con las salidas Pequeña antología de la nada (2007), Cuando los árboles se olvidan del otoño (2010), Tributo a las cenizas (2014) y Tiananmen (2020). Son cartas de navegación que convierten a su autor en referente básico del espacio contemporáneo en lengua española, con amplia presencia en antologías y una obra en marcha traducida parcialmente al árabe, italiano, francés, uzbeco, turco, rumano e inglés.
Nos encontramos, por tanto, con un afán lírico experimentado, con amplio criterio sobre la sedimentación poética del ahora, capaz de construir un horizonte representativo y plural. El texto de presentación informa que la antología completa integrará dos volúmenes y que la idea original emprende vuelo en Chile, desde la editorial Casa Bukowski. El empeño se fortalece con ediciones en Colombia y España, donde coordina el proyecto el poeta Matías Escalera. De este modo, la cuestión territorial borra fronteras para dejar un único suelo común: el idioma y su uso literario y artístico, como elemento de unión y afinidad.
La primera entrega de Todos los dioses despliega un muestrario poético que integra voces de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Guatemala, Italia, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay. Nos encontramos con una representación territorial asimétrica y una ausencia completa de criterios de selección que justifiquen la nómina integrada. La breve nota bibliográfica sirve de pórtico a cada muestra poética. Queda, por tanto, en manos del lector trazar la maleable identidad de las voces. El toque de atención alerta a indagar las peculiaridades esenciales de cada poética, el escaparate de magisterios o afinidades, y las pluralidades significativas de los itinerarios.
Con esta percepción sale a superficie una exposición textual colectiva, donde se muestra una sostenida yuxtaposición de idearios. Al cabo, la escritura es la búsqueda de la singularidad; el empeño en crear hondura. El tramo auroral acoge la poesía más joven de Argentina, una terna de autores nacidos en 1995, en los que se pueden sondear los sobrios estratos del intimismo, con vestigios de Alexandra Pizarnik, junto a rasgos de un realismo figurativo, marcado por un tiempo colectivo proclive a la intemperie. El devenir arrastra los pasos de una crisis migratoria que deja huellas en el epitelio del hablante lírico.
En los cuatro seleccionados de Bolivia también es evidente la diversidad. El tono confidencial de Rassiel Zabala (2000), emplea como rasgos la ironía y la mirada crítica, mientras en Alejandra Fernández los textos dibujan monólogos reflexivos, que condensan en sus moldes el desandar pautado de la observación. Los poemas de Carlos Fernando Tapia Vaca no eluden la experimentación visual caligramática y la inclusión de rimas y repeticiones en el trascurso de los versos. Gianluca Andrade incrementa el carácter prosaico y enunciativo del texto mediante el poema en prosa y el desarrollo de vetas argumentales cercanas a los microrrelatos.
El muestrario textual de otros espacios geográficos preserva la perspectiva sondeada hasta aquí. Se hace evidente la complejidad de elaborar un mapa definitivo o de subrayar los límites borrosos del contexto generacional. Pero la exploración Todos los dioses se lee con gusto. Supone una mirada que ratifica la pujanza creadora del tiempo digital y la insistencia en acercar enlaces de convivencia entre tradición y vanguardia, entre modos expresivos clásicos y la efervescencia novedosa de los nuevos formatos.
Más allá de su función divulgativa, el balance de Ivo Maldonado evidencia una perspectiva que propicia el arraigo de nombres propios que muestran aquí sus tramos iniciales y la conciencia de pertenecer al bosque que somos en torno al mismo idioma. Su vigencia recuerda la persistencia de la raíz, su pujanza para tantear nuevos ángulos expresivos en la tierra fértil de la poesía. En Todos los dioses encuentra sitio un horizonte cuajado de interés, por más que sea fragmentario y proclive a la representación subjetiva. Su mirada recorre un poblado escenario, un marco de representación en el que marcan sus pasos firmes las voces del futuro.
JOSÉ LUIS MORANTE
La poesía es un árbol que tiembla; muy agradecido por este viento fuerte de la antología "Todos los dioses" que ha preparado, con tanto acierto Ivo Maldonado. Excelente trabajo que convierte al idioma de las voces más jóvenes en cálida estación solidaria.
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