La poesía de Carolina es esa figura clásica, estática, moldeada por los dioses. Sus versos son el perfume sabio que se escurre en mi deseo, en la voluptuosidad de todas las formas. El aroma de las palabras de la escritora Bustos articula los pensamientos entre la evocación y la melancolía. En su texto he sospechado siempre la inexistencia del tiempo y me convierto en testigo de la delicia de su mundo entero.
Con aguja e hilo
Paredes rotas
Esta es la misma habitación donde todo se hace permisivo
e impune, de donde me fui porque yo en ella no era suficiente y el espacio se
hacía pequeño para guardar las mentiras.
Esta es la ventana por la que tantas veces miré al sol
hacerse viejo y a la lluvia jugar con el viento. La pluma está inerte en el
borde de la mesa donde nunca más escribí. Todo está lleno de polvo. Los libros
se mancharon con restos de café y de amargos desengaños, sus hojas se volvieron
amarillas, las carátulas perdieron sus colores vivos. Nadie más abrió sus
páginas para que ellos relataran alguna historia a la niña que quería dormir.
Este lugar entero, simple y triste, deja de lado
cualquier nombre articulado por mi voz, una ceniza cruda de paredes rotas que
no tienen dueño. Estos muros desposeídos por las circunstancias nuestras,
víctimas de adioses prematuros, de gritos y de abrazos de ensoñación vacía.
Esas paredes, testigos de lo que fue nuestra ficción, se desquebrajaron como
barato hormigón. Ahora otra ropa vaga por el suelo, otro perfume impregna la
cocina, otro cepillo de dientes ocupa el lavabo, otros pelos se cuelan por la
tina, otra vida que no es la mía hace parte de esas paredes que corroen tanto
el recuerdo como la salinidad del mar.
Las paredes están vacías, rotas, la ventana no tiene
fondo, no canta el mar, las montañas no circulan en su vagar estático, indómito,
casi presente. Este lugar por el que paso como si fuera un desierto, ya no me
llama por mi nombre. Me ve como una sombra rulfiana que se
pega con equilibrio a las aceras para no dejarse caer y conservar al menos
fragmentos de memoria.
Así
se va todo. Con el paso del tiempo no importa casi nada. Cada minuto pasará
inútil diluyéndose en los días sin fin. Todo se irá en añoranzas imprudentes,
pero se irá.
La mente obstinada con el recuerdo regresará a pegar con
engrudo emocional un poco de dignidad al lugar donde un día vivió feliz de
alguna manera.
Fantasmas
Se les escucha vagando en las esquinas del nervio
así como sus voces son ecos de evocación y melancolía.
Asechan, se posan en escaparates rotos,
se llenan de polvo como los juguetes viejos que (ya)
nadie quiere tomar.
Yo llevo viéndoles desde hace meses, mirarme sin recato,
intentando disturbar el paso lógico de los días.
Reclamando que los tome entre mis brazos y les haga mimos
Sonriéndoles con muecas tibias que buscan besos.
Son fantasmas alados, brillantes llenos de rústica poesía.
Fantasmas lúcidos, humanizados con perversa ironía
Fantasmas alquilados para noches eternas de
insomnio
son fantasmas (al final) con nombre propio.
Arrogante ignoro el rumbo de mi deseo.
Repelerlos, quizás cazarlos,
embalarlos en frascos,
exhibirlos en botellas o dejarlos olvidados en el mar.
Vosotros a los que he hecho germinar en mi vientre
Víctimas insaciables de mi propio desasosiego
Frutos rebeldes de mi tiempo… (paréntesis)
Paradoja del placer, instante que emigra.
Oh, fantasmas, dejadme seguir,
la larga ruta revindica mi paso.
Su perfume sabio se escurre en mi manga, angustiosa
telaraña.
Me ordenan temperar, no fundir mis huesos en su arena.
Fantasmas, yo con vosotros río
y vosotros os reís de mí.
Mirad atentos, la misma raíz erguida en la tierra
resiste en mantener intactas vuestras sombras
Dícese de fantasma
Fantasma: resquicio de algo que no se puede nombrar
Fantasma: sombra imprudente que vagabundea sin rumbo
Fantasma: cultivo masivo después de la decepción
Fantasma: mujer minotauro con vestido de pepas
Fantasma: hombre gigante con múltiples rostros y pantalón
blanco
Fantasma: gato perdido en una sobre-exposición solar
Fantasma: roca marina rellena de pulpa
Fantasma: fotocopias de gemidos átonos
Fantasma: rastros de tinta en cuaderno de secundaria
Fantasma: proposición insensata llamada petite
culotte
Fantasma: lustros y estratagemas para olvidar
Fantasma: cabellos quebradizos; espantajos gigantes o
enanos
Fantasma: boca sedienta; sequía
Fantasma: piel sin cáscara; fantasía
Fantasma: aroma suyo; quimera
Fantasma: roto sin cicatriz
Fantasma: remiendo sin costura
Fantasma: merodeo inclemente de la presencia de su ser
Según la RAE existen ocho acepciones de «fantasma» en
lengua española.
Según yo, solo mato versos o intento describir al fantasma
que me ronda.
Une hirondelle ne fait pas le printemps
A veces las mismas golondrinas emprenden su vuelo,
no saben qué va a llegar marzo con disfraz de enero
y tendrán que escaparse con las plumas en las patas
sospechando un tiempo inexistente.
Biografía
Carolina
Bustos Beltrán (Bogotá 1979)
Poeta, narradora, traductora y docente, reside en
Francia desde 2003. Ha vivido también en Portugal y España. Es autora en relato de Sueño Stereo, Caza de Libros (2014) y Altazor
(2017). En poesía de Polifonías
Dispersas -Un Libro por Centavos- Universidad
Externado de Colombia (2018), Estación tropical y otros poemas sinuosos,
Nueve Editores (2020) y Lecciones de UrbEnidad, TaBogo y otras ciudades
recorridas, Nueve Editores (2022). Sus poemas, relatos y ensayos
han sido publicados en antologías, revistas y blogs. Ha sido galardona en cuento,
relato breve, escritura dramática y poesía en España y Colombia. Algunos de sus
poemas han sido traducidos al francés, al portugués, al alemán, al inglés, al
chino y al italiano. Ha participado en festivales de poesía y en diversos
encuentros literarios internacionales. Es cofundadora del colectivo artístico
Crue Poétique. Le encanta el tarot, lee en el RER A y es madre de Tomás.
Comentarios
Publicar un comentario