Ir al contenido principal

Antoine Bremond Gil (Francia)


Ansío dejarme llevar por la poesía de Mr. Bremond y apoderarme de ese sueño ardiente. Sus versos son como la barca que se mueve lentamente sobre un océano de piel suave. La vida es una ecuación simple diría el escritor francés pero mi percepción difiere mientras me sumerjo con delicadeza en ese calor que destilan sus letras.


Boulet

El castigo del despertar,

esta bola negra se hace cargo

poco respiro para olvidar

el cañón nunca se desarma.

No puedo - explicarlo –

cada momento es un dolor,

un miedo,

perder el control y dejarme llevar.

Ansío dejarme llevar,

no dejarme morir,

respirar sin dolor

y apoderarme de los miedos

Ya no espero cerrar los ojos,

ya no lo quiero.

El sueño como recompensa.

 

El sueño ardiente

Aquí vamos por una noche,

me siento mecido muy rápidamente

mi cabeza probablemente demasiado cerca de la pared

o es debido a los porros ahumados justo antes

no importa, la caminata puede comenzar,

nunca estoy solo en este bosque, pero joder ¡qué calor!

Por suerte su culito es una palanca

menos caliente pero más duro más duro

pero más caliente

solo este calor en mi cabeza

al oírla respirar me siento observado

seguramente demasiado alto y sin embargo,

el ojo permanece abierto la mente permanece clara

solo veo una cosa que hacer

en estos momentos –

agarro mi polla y juego con ella

el viaje del sueño puede comenzar

caliente y húmedo,

buenas noches.

 

Concha

Conchas, conchas, conchas

dejadme en paz

cada momento de vida está iniciado por una concha

es una verdad, sin ella no estás

escucha tío, te gusta tanto

pero porque solo ella

la concha sin su roca no tiene vida,

es como su cuerpo, su alma,

donde las arrugas de su vida desfilan a toda prisa

hacen que esta concha exista

con olas diferentes, dulces o dolorosas

pero no te olvidas de la roca,

que estas olas pueden cambiar

depende de lo que se presente

si la roca muere, la concha muere.

 

Perla

Puedes morir mañana,

la vida no es gran cosa como nos dicen

depende de lo que se trata,

en este océano de mierda interminable que huele la tristeza

de los pocos años que nos quedan

encontré mi perla en el barco de mi vida

esta barca que se mueve lentamente sin hacer ruido

tratando de pasar entre esos idiotas para sobrevivir.

¿Sobrevivir para qué, para quién?

Mi perla brilla, el día, la noche, la vida

embellece mi oscuro e inacabado caparazón

tapa mis agujeros me dice que siga adelante

me hace remar para ver lo bello, la alegría sin estar borracho

qué sentido tiene si es para caer

en este océano de mierda infinita? ¿Para sobrevivir?

Mi perla me deslumbra, estoy ciego,

los ojos abiertos, entiendo, mi perla

mi ojo, la percepción difiere y el hundimiento es más que bienvenido

la mierda desapareció, el olor es agradable,

la relajación apreciable, la mente negra y retorcida

derrotado.

Mi perla es el amor,

el amor es mi vida

es una ecuación simple,

solo vivo para mi perla hoy.

 

Cunilingus

El viaje de una lengua,

en bonitas curvas

un océano de piel suave

con un toque salado,

con delicadeza me sumerjo

en sus piernas preparadas

con impaciencia mi lengua se activa

endureció mi ser.

Mezcla de sabor y olor

que este camino nunca llegue –

al final.

 

Biografía

MR. BREMOND, cuyo nombre es Antoine Bremond Gil, es un francés de 27 años que vive en Madrid, España, desde hace casi 4 años. Apasionado por el arte, la literatura, el teatro y la fotografía, MR. BREMOND empezó a escribir hace unos años.  Viviendo en España y enamorado de la lengua castellana, es importante para él transcribir sus escritos en las dos lenguas que utiliza a diario, el francés y el castellano. Su primer poemario MR. BREMOND (obra bilingüe) fue publicado por Casa Bukowski en 2023 en la colección PANHISPÁNICA DE POESÍA.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Karina Gálvez (Ecuador)

La poesía de Karina es aquella perla que brilla en la noche. Sus versos se convierten en caricias que maniobran a rienda suelta hasta convertirse en nuestro centro de gravedad. Su voz abraza sobre lienzo y lona, llevándonos al remanso de la fantasía donde se galopa de rosa en rosa y donde el poema se convierte en piel. Derramará ríos de prosa para llevarnos a lugares en los que nunca estuvimos, entre el alma y el deseo, llenando madrugadas hasta que el secreto se vuelva luz. Amazona Él, con su amor, me ha raptado como a Antíope raptó Teseo, y una guerra ha desatado entre mi alma y mi deseo.   En vano elevé mi pelta para huir de su mirada, pues sus ojos traspasaron cual sol entre mis pestañas.   Como Hipólita, ceñí en mi vientre un cinto lleno de magia, que él maniobra a rienda suelta en todas nuestras cabalgatas.   Y es que, igual que Belerofonte, sobre Pegaso revuela.  Sus alas, que lo hacen libre, me vuelan a una luna llena.   Talestris y Ale

Paula Andrea Pérez Reyes (Colombia)

La poesía de Paula Andrea es la llama que danza sobre las melodías de cada momento. En sus versos se ha despertado mi deseo y encuentro vida. La escritora Pérez Reyes suspira sobre sus corrientes y mantiene encendida las palabras, los gritos y las líneas de nuestros cuerpos. Me refugio en su escritura para escapar hasta llegar a otro aire, otro tiempo. Ela sobre la laguna de Estigia A Gustave Doré que sigue en la barca Ela va en la barca sobre la laguna de Estigia Ela suspira sobre sus corrientes  Y en un vaivén de venenos para prolongar el recorrido  encuentra  un alma atrapada en una esquina de la barca. La vida es una débil llama que danza las melodías de momentos  Ela es una vela que se mantiene encendida  alumbra sobre la laguna de Estigia El tintineo de las monedas hace contraste entre las moradas de la tierra y el mundo del olvido. Esta noche no viene Flegias Esta noche no nos visitará Caronte Esta noche Ela deja los cuerpos a las puertas del abismo

Andrea Suarez Núñez (Ecuador)

Con la poesía de Andrea tendremos la excusa perfecta.  En sus versos seremos la antorcha en días de campo. Suarez nos derretirá con detalles, empañará nuestros ojos imaginándonos gritos de felicidad. Sus letras tienen un mensaje para el lector: no hay que caer en un abismo por alguien. La soledad en invierno El clima nublado y las manifestaciones de mi corazón  herido y roto combinaron tan bien el día de tu partida,  que empezó a llover cuando mis ojos se empañaron.  Por un momento me sentí consolada por ello,  pero el   dolor seguía inmerso. Fue así como una noche en invierno decidió partir de la compañía de este repulsivo ser, y sin fundamentos  cuestionables, incentivándome así a pedir una entrada para el lugar menos deseado, pero más visitado, la  soledad. Hotel 321 Estoy en la última habitación de aquel hotel que  solíamos ir, imaginando nuestros gritos de felicidad  inaudita, que ahora se convirtieron en noches de  desvelos desde que t