La poesía de Sandy se escribe bajo el
ardiente cielo del lenguaje del tiempo. La elegancia de sus versos destella
sonoridad convirtiéndolos en un cálido descubrimiento que nos conducen por un
laberinto efervescente donde no hay cabida para el misterio. La poeta Vallejo
es el latido de una marea literaria en la que sus lectores se encontrarán con la
rigidez de sus palabras.
LA INFANCIA
La niña se desnuda sin el juicio de la
mirada. Muy pequeña aprendí que, en el jardín, las flores crecían si yo
acariciaba la tierra y que ella se mojaba con el rocío cálido del
descubrimiento. Mi delgado cuerpo despedía el petricor con el sol en los ojos.
Palpé cada cuenta de carne y, al finalizar el misterio, pronunciaba la oración
por la que podría ser castigada. Dijeron “¡no!”, sin entender por qué no era
posible hacer de mi un altar de revelaciones.
A veces, en la infancia, la flor cincela su propio espejo.
LA PROFECÍA
En este laberinto efervescente, la carne
retumba hacia los confines de la carcajada que cincela la profecía de una dama
sobre una cuna de palmas abiertas. La desobediente no adolece en la orografía
que separa sus muslos, destellando sonoridad hacia el silencio. Destierra
despojos petrificados en el cuerpo y expulsa un crisantemo en benevolencia con
la naturaleza —tal como indica la profecía— en las corolas de la humanidad.
OCÉANO
El océano se abre como párpado después de
soñar. En este momento soy marea que descansa en el semblante de la arena. No
quiero ser agua con la frente encandilada del mismo amanecer. No quiero a mi
cuerpo incinerado bajo el ardiente cielo. No quiero surcar la tierra con el
lenguaje de aquellos que abusaron del temor de mis antepasados. Soy ese latido
que tiembla sumiso en la rigidez —principio moral— de la humanidad.
LA BAILARINA
En la cama
soy la bailarina que calca
la elegancia de sus movimientos.
Mis extremidades levitan
en el lenguaje del tiempo
un manto de polvo
es sacudido en la intimidad.
Mi cuerpo
calcomanía que se estira
en la geografía de su piel.
Mi cuerpo
libélula que se posa
en el terror de las cuencas
que no digieren la luz.
Amanece una niña que descubre el placer
al observar el quiebre de su propio
llanto.
Ausculta los intersticios cincelados
en la profundidad del agravio.
Desnudando el poema:
paraje inhóspito
y humano.
Biografía
Sandy Mel Vallejo (Guayaquil, Ecuador – 1993). Experimenta con el lenguaje a través de la poesía y el collage digital. Su trabajo visual se encuentra en Instagram como @collageroto. Publicada en revistas digitales y blogs de literatura (Revista Espora, Revista El Humo, Revista Liberoamérica, Revista Tangente, Blog La Memoria del Gato). Seleccionada de la 1era convocatoria de poesía de Editorial Despertar en el 2017 con la plaqueta Introducción a mis cenizas (Loja, Ecuador). Invitada nacional al Festival Internacional Desembarco Poético 2017 por la convocatoria "Se busca poeta", Festival Poético Onírico Internacional 2020, entre otros festivales literarios. Ha colaborado con artículos de cultura y literatura para la revista hispanoamericana Liberoamérica (2019), la revista ecuatoriana Cartón Piedra (2020) y Elipsis (2021). Finalista de la Convocatoria III Premio de Poesía Hispanoamericana Francisco Ruiz Udiel (2021). Obtuvo la segunda mención de honor en la XIV Edición del Festival Internacional Ileana Espinel Cedeño (2021). Becada de la Universidad Andina Simón Bolívar para realizar el Máster en Literatura con mención en Escritura Creativa. Su primer libro Disección del vacío fue publicado por El Quirófano Ediciones (2023).
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