La poesía de Armando devora adjetivos hasta desordenar el tiempo. El escritor Madiedo es el dueño de las metáforas, ese es su as bajo la manga. En sus letras hallaremos los sueños que se pintan con crayones y ese deseo que se enreda con la sonrisa del lector.
Selección de poemas del
libro “Llegué tarde a todo” (2017) Ediciones Exilio.
Llegué
tarde a todo
The ball I threw
while playing in the park
Has not yet
reached the ground.
Dylan Thomas
Sabes,
no
aprendí a patear un balón,
sino
cuando ya no era importante.
Nunca
me ensucié las manos lo suficiente,
faltaba
polvo, creo que un poco de barro,
para
que no se notaran tanto mis lágrimas.
No
hice amigos con quienes recordar el pasado,
y
si los tuve, los olvidé a la vuelta de dos años,
por
otros tontos o tantos,
que
me volvieron invisible con el tiempo.
Sabes,
no
aprendí a volar cometas,
sólo
sueños que pintaba con crayones
y
luego guardaba para que no se mancharan
con
mis esperanzas.
Te
quiero contar algo,
nunca
supe decir te quiero,
mi
corazón temblaba demasiado,
mis
palabras se desordenaban
y
no entendía más que unos ojos pardos.
Nunca
tuve que habilitar una materia,
pero
perdía los recreos, entre sangre y burlas.
Mis
manos nunca pudieron alcanzar mis pies
nunca
pudieron tocar aquella mano
por
la que siempre he aguardado.
Sabes,
no
recuerdo un amanecer,
hasta
que fui demasiado joven;
no
sentí un beso,
hasta
que me sentí demasiado viejo
y
un cuerpo
hasta
no estar muy enamorado.
Creo
que llegué tarde a todo,
a
las cuerdas, a los versos, a tu humedad,
y
aún no tengo las manos tan sucias,
como
para echar a volar una cometa con mis sueños.
Selección de poemas del libro
“Cassette para el olvido” (2019) Ediciones Exilio.
Esther
Porque las palabras no son solo eso que
nombran
Aníbal Tobón
Cuando
quiero decir crepúsculo,
en
realidad, quiero decir su nombre.
Quizás
es al revés, cuando lo digo
también
grito muelle o cielo.
Él
devora adjetivos, versos
y
se convierte en artificio contra recuerdos.
El
níspero ya no es níspero,
cuando
lo muerdo y se derrama el jugo,
digo
cada una de sus letras.
Sus
senos, eran como esos frutos dulces
que
ahora atienden su llamado.
Cuando
escribo un poema, una elegía,
basta
su nombre,
pero
si escribo o digo olvido,
Esther
se rehúsa a salir en su remplazo.
Migajas
del tiempo
No sabe de la substancia. No sabe del bálsamo que despliega el alba. Desconoce el poema que está detrás de mis urgencias, él es un analfabeto de mi cuerpo, no lo sabe reconocer macerado por los años, por otro hombre hace unas horas, no, no sabe siquiera reconocer el vaho de una mujer en mi aliento, no sabe de mis penurias, de todo lo que me toca disimular. Por eso emerjo a escondidas a descubrirme, a recortarme a pedacitos de luz por noches, a buscarme en eso que está oculto a simple vista en la jungla, la otra, la que no alcanzó a fingir.
Si un hálito
nocturno se desliza sobre él, soy yo quien lo captura en una sonrisa. Él no
sabe del petricor, de las migajas del tiempo, de todo eso que almaceno en estas
cajas. Se muere por saberlo y quizás lo sabe, pero prefiere adulterarlo, por
eso él es falso y anda triste, porque no sabe ver más allá, no puede, no
alcanza. Está ciego del mundo, está ciego de mí, yo también ando con mis vendas,
pero cada vez que puedo, alzo el terrible velo de los días y dejo entrar a esa
que me espera afuera, la otra que me trae los recuerdos para no olvidarme, para
recordar que algún día tengo que escapar, mañana, quizás mañana cuando amanezca
y el sol se trague todo esto que me sobra, que no soy.
Selección
de poemas del libro “Herbario íntimo” (2021)
Pimpinella anisum
Nosotros que no tenemos
ni dónde sepultar nuestros versos,
sembremos lo que nos sobra:
la tristeza de los borrachos,
la suerte de los malabares en las vías,
el frío de los huérfanos del estado.
Desmigajemos las nubes en la mesa,
luego repartamos el maná de la noche
con un té de anís en grano para los nervios;
porque las calles silenciosas mueren de hambre,
y aunque abran sus ventanas de par en par,
el terror ya ni siquiera entra.
Saquemos el único as bajo la manga,
porque a la historia le faltan adjetivos,
porque nosotros, los dueños de las metáforas,
reconocemos dónde habitan
los culpables de la miseria.
Porque nosotros conocemos
cada una de sus grietas.
Hibiscus
rosa-sinensis
Mi patria, tu boca, mi deseo.
Endeble cayena que se abre.
Me quedo y recorro cada grieta,
por la arista rosa de esos pétalos,
y me asomo al borde del abismo.
Me someto a tu nu(n)ca.
Regreso a esos pliegos rojos
que llevan besos como gaviotas.
Cierro mis ojos, siento tu carne;
tu raíz con mi lengua se enreda.
Es solo la sombra de esa flor.
Tu risa es mi nación y mi patria,
tu boca es mi ley y mi deseo.
Biografía
Armando Madiedo (Barranquilla, 1985) Docente, promotor de lectura
y gestor cultural y escritor. Estudiante de Licenciatura en humanidades y
lengua castellana de la Universidad del Atlántico. Cofundador de la Fundación
Nuevas Letras y del Festival Nuevas Letras de la ciudad de Barranquilla.
Participó en el Festival Internacional de Poesía en el Caribe, Poemario, Río y
mar de las palabras 2017 y 2018.
Sus trabajos han sido publicados en las Antologías:
· Antología
2021, Poetas Bajo Palabra en el caribe colombiano.
· Viacuarenta.
Revista de investigación, arte y cultura. Edición especial memorias de Poemario
2015 - 2020
· Antología
2020, Poetas Bajo Palabra en el caribe colombiano.
· Poemas.
Nuevas Letras, Memorias I (2016) Ediciones Puerto Arena
· Antología
2016, Poetas Bajo Palabra en el caribe colombiano.
· Taller
literario Ojo de agua 2016 Antología Comfamiliar Atlántico.
· Libro
Colectivo Poético MaríaMulata Tomo V 2015. Editorial Santa Bárbara.
Fue ganador de la Beca Distrital de poesía de la ciudad de Barranquilla, a través del portafolio estímulos en dos ocasiones, que le brindó la oportunidad de publicar sus dos primeros poemarios:
· "Llegué tarde a todo" (2017) Ediciones Exilio.
· “Cassette para el olvido” (2019) Ediciones Exilio.
· “Herbario Intimo” (2021) Amazon.
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