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César Sandoval Colón (Puerto Rico)

 


La poesía de César es la sacudida fuerte que nace de un soñador. El escritor Sandoval siente la vida, en la que por instantes desaparece y aparece, repitiéndose el ciclo infinidad de veces queriendo que nunca termine. Es que las cicatrices se sanan con la palabra, como el suele pensarlo en voz alta.


Somos como un granito de arena en la orilla

al que abrazan las olas venideras;

así como los rayos solares abrazan nuestros ojos,

así tan alegre como cuando nos abrazan entre sonrisas.

Tan felices como cuando nos graduamos,

tan alegres como los delfines,

nadamos bocarriba la superficie de la vida

nadamos queriendo que nunca termine.

Somos ese arenal de estrellas en la playa Tierra

algunas consumiéndose en agujeros negros,

y otras expandiéndose en grandes supernovas;

somos el espacio encogido en dos ojos y un cerebro;

un grano de arena: cadáver de piedra y coral;

un grano de arena: ceniza del infinito mar.

 

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No soy el adulto que quise ser,

sino el que terminé siendo,

por la vida, las circunstancias,

por mí;

no soy el que quise ser de niño,

porque, en realidad,

de niño nunca pensé en serlo.

 

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Pensé que sería feliz estando cerca de una playa,

pero no lo fui:

no podía ver las olas, aunque las sentía

no podía ver la arena, aunque cayera en mis ojos con el viento

caminaba a lo largo de la costa y no veía nada,

era como si un muro me vendara los ojos con cemento.

Oía los antepasados a la distancia y el rugir de los cañones

oía el llanto de los niños, y de las madres sus dolores,

oía el quebrantar de los huesos, de los héroes y mártires

de aquellos que defendieron su tierra de las estrellas esclavizantes;

oía, pero no veía nada; olía a estiércol, pólvora y sangre,

sentía entre los dedos, no arena, más bien manos de inocentes estudiantes…

Sentía moscas hambrientas alimentándose de mi vientre

no veía nada, solo me rodeaba un color,

el negro al cerrar los ojos bajo la sombra de siempre,

del eclipse solar por una bomba que enterró familias junto con mi dolor.

 

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Escribamos hoy nuestras lágrimas en piedra

lloremos la tinta clara del dolor y las penas

de la sacudida fuerte del huracán de adentro

lloremos el mar, el viento y los árboles que han muerto.

Dejemos en la tierra las cicatrices del mundo

las canciones que resuenan en la sangre

y de las cuerdas vocales un grito profundo

un llamado de paz al zumbido del enjambre.

Silencio. Calla corazón acelerado

Silente arrodillado pálpito

Grito mudo, agudo, ahogado

A pie las rodillas, al suelo pechos desmembrados

Silentes hogares cuadriculados

Estado necio, voraz, despechado

Muerte; muerte al vecino, infinito silencio.

Ojos, testigos por todos lados.

 

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Sueño, y en los sueños todo aparece

y desaparece al instante;

todo nace del soñador,

y el soñador se despliega por todo el sueño,

pues todo el sueño es el soñador.

Vivo, y en la vida todo aparece

y desaparece con retardo;

todo nace del creador,

y el creador se despliega por toda la existencia,

pues toda la existencia es el creador.


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Biografía

César O. Sandoval Colón tiene 29 años, y nace en Caguas, Puerto Rico. Se graduó de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, en 2018, con un grado en Lenguas Modernas. En el presente, curso el primer semestre de la M.A. en Lingüística en la misma universidad. 


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