La poesía de Carlos se transforma en una ciudad donde todos arderemos. Sus versos son como un ancho boceto donde nos esparcimos hasta volver varias veces seducidos por sus textos. El escritor Vargas empapa con picardía la memoria moviéndonos de un párrafo a otro trazando un camino que no tiene final.
No
le crean a la lluvia
¡Qué
pasadizo tan mentiroso es la lluvia!
empapa
la memoria de escenas a las que no queremos acudir,
como
este patio donde veo a un niño
que
lo rompe todo a punta de balones desgastados.
Su
padre lo mira en silencio.
Mañana
lavará la pared a la que ya no le cabe una marca más,
levantará
las plantas dañadas y las protegerá mejor,
reemplazará
los vidrios del cuarto y les colocará verjas.
Más
tarde jugará con su hijo y juntos tomarán una taza de café.
Verán
las fábulas de la televisión y escucharán la lluvia nocturna
y
así habrán acabado un día que después no recordarán.
Yo
que los veo les grito con súplica
¡no
le crean a la lluvia!
Es
mentirosa y despiadada,
Pero
padre e hijo solo atienden esa voz confusa que es la lluvia.
Y
se dejan seducir por sus canciones de cuna
y
se van a dormir arropados por sus mentiras.
Hormigas
en la pared
Algunas veces
la pequeña casa alarga las rutas entre una habitación
y otra,
se llena de forasteros
que deambulan por los monumentos de la sala,
se transforma en una
ciudad de muebles que rascan el cielorraso,
y de pronto te ves en
medio de ese insoportable tránsito
de hormigas en la pared.
Aquí ya no hay salvación
para el día:
somos un punto más
moviéndonos por inercia,
fluyendo en líneas
disparejas
hasta llegar a una
alacena que tiene hambre en los estantes,
y gruñe como una manada
de sueños enjaulados.
Es
enorme la casa cuando el café que recién preparo
baja en forma de cascada
y golpea la soledad de una mesa
astillada por la memoria.
Por la ventana se ve el
mundo girar
Volveré
tantas veces,
incluso las que no sean necesarias
porque al
abrir las cortinas todo sigue intacto,
y hasta
escucho la voz de los ausentes,
el eco de las
llagas y el crujir de los caminos culminados.
Las casas disfrazadas
parecen no
ser las mismas
pero sus ojos
desnudos
no pueden
engañarme
Aquí todos nos matamos
y todos hemos
resucitado
Aquí todos
ardimos
y todos
supimos apagarnos
Y por las noches,
el niño en
cautiverio
envejece
pegado a la ventana de la memoria,
con la
certeza de que siempre es tarde
para ver
girar el mundo de bicicletas,
de los hijos
de aquellos que saben
que siempre
será temprano.
Un
espacio para regresar
Siempre habrá una ruta de
regreso a casa
aunque todos sean ausencia,
aunque nadie sepa ya tu
nombre
y aquella que fuera tu
habitación de niño
sea ahora un depósito de
escombros
alfombrada por el tiempo.
Siempre
habrá un espacio para regresar
y jugar a trazar caminos
en los inocentes cuadernos
que aguantan cualquier
desvarío.
Duerme
en tu nueva cama.
Al despertar,
ya habré regresado.
Fantasmagórico
Los fantasmas no existen
solo son las caras
siempre jóvenes
de las mujeres que una
vez amamos
moviéndose como sombras
en los pasillos de las
iglesias
a las que nunca más
volvimos.
No hay ecos espeluznantes
filtrándose entre los
árboles secos
ni gatos negros arqueando
el lomo
en los tejados invadidos
por el musgo
Solo existen voces
repetidas
en el archivo de las
promesas
y gatos blanquísimos
restregándose
en la tinta derramada por
la poesía.
Los pueblos fantasmas son
irreales
Solo son verdaderas las
calles polvorientas
donde juegan a esperar
los hijos de los ausentes.
No hay lloronas
ni cadejos
Ni seguas
ni curas sin cabeza
siguiéndonos camino a casa
en las noches turbulentas.
Lo que si nos sigue es el
silencio
que guardamos por siempre
como un ancho boceto
donde nos esparcimos
como versos solitarios.
Eso sí es una casa de
sustos
llena de infinitas puertas
Y ocultas salidas
Biografía
Carlos Gustavo Vargas. Poeta, periodista y emprendedor turístico. Ha laborado en diferentes medios de comunicación escritos y radiofónicos, desde donde difunde temas culturales. Fue columnista en revista Lectores (Turrialba) y revista Cartago Mío. Ha colaborado como consultor para el Ministerio de Cultura en distintos proyectos de la provincia de Cartago, relacionados con la literatura, comunicación y turismo cultural. Actualmente es propietario de Hospedaje Amanecer, en Santa Rosa de Turrialba, un espacio que se ha convertido en una sala de cultura, desde donde se apoyan eventos literarios, musicales y de otras expresiones artísticas. En el 2015 y 2016 fue miembro del taller literario Nuevo Paradigma, de Turrialba Literaria, impartido por el poeta Juan Carlos Olivas. Ha participado en diferentes festivales de poesía organizados por Turrialba Literaria. Su primer poemario "Peatón de Tempestad" está listo y será publicado próximamente bajo el sello de la editorial Nueva York Poetry Press.
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