La poesía de Andrés va a toda velocidad rajando el telón del atardecer. En los versos del escritor Espinosa veremos morir los tiempos mientras se disipa la soberbia y nuestra conciencia se embriaga de la belleza de su talento. Hay un tesoro enterrado que hoy hemos descubierto.
Magnicidio
Van a entrar a operar las sombras
al hospital de los cadáveres recién vaciados
Van sin órdenes
sin orden
caóticas
a susurrarle al hígado de los amantes
van
sin amor
silvan sin sonar
al oído lo penetran con plumas de alas de abejas
aves jaulas polinizan jazmines marchitos
marchan a grito pelao
sin pelos en la lengua
hacia la cámara de vacío
donde pondrán los cadáveres
recién vaciados
para operarlos como Dios manda
para curarlos de Espanto
para quitarle los dientes a Saturno
y hacer collares que contrasten con su piel
de sombras
magnicidas
Palomas y Monopatines
En el Raval, vendaval de siluetas
palomas revolotean
escapando de acelerados monopatines
Atacan
desde todas las esquinas
Salvo Dalí
nadie los vio venir
solo él detectó la espléndida soberbia
de estos zancudos que se posan en la nuca
Se murmuran secretos a lo largo de la rambla:
cantan las memorias de elefantes con trompas de oro
beben del cáliz rebalsado de linajes
llegan por los callejones camuflados de hambre
recién comida
Brazos entrecortados
hacen correr la jeringa
con la solución:
el rezo de los rezos
el símbolo sagrado
el adn de la palomas
Iceberg
La
punta
del iceberg
es la mano que suplica
El antropoceno dentro de una botella
No es mi culpa tener el brazo a tope de relojes
sabiendo que tenerlos
no me dará más tiempo
[no es mi culpa
sí es mi culpa
no es mi culpa
sí es mi culpa]
Inmerso en la niebla es difícil dar luces de algo
como intentar diferenciar estrellas y drones por la noche
Van muriendo los tiempos
de poder taparse los ojos con la boca
Se rajó el telón del atardecer
lentamente y de una vez
al son de un grito inmaculado
que resonó dentro de las conchas de caracoles
hasta osificarles la música
que incubaban
Embolinadas por pulpos gesticuladores
las estrellas de mar se confunden de cielo:
bucean entre nubes
buscando en la orilla
lo que se encuentra mar adentro
Hay un tesoro enterrado
debajo de una cruz de plástico
Allí duerme
una confabulación hermética
de granitos de arena
[una bola de cristal
que aúna las manos
para formar una fuente]
Semiconductores embriagados
pasan cambios
a toda velocidad
sin embriagar
inoculan embriones
dentro de globos oculares:
semillas taciturnas
pasan por la rambla arrastrando los pies
apesadumbradas por sus cáscaras de hierro
Los dedos de tijeras
podan
más allá de lo recomendado
los telómeros de la historia:
No fueron podas neuronales
No fueron podas poéticas
No fueron cuidadosos recortes de bigotes dalinianos
esta escena tiene otra poda en la cabeza
una que ilumina con su filo
el cuello desnudo de una botella transoceánica
amenazando el secreto de las caricias
Una pareja de gatos embotellados
baila en la azotea de un hotel andrajoso
Despreocupados
saborean los últimos sorbos de un vino
dulce y añejo
Cachalotes
Aguardo en silencio
inmerso en agua salada
Sumergido
en las aguas profundas de la conciencia
contengo la respiración
Escucho el espíritu de cachalotes fenecidos
ancestros marinos que rezan en vertical
cantan una melodía melancólica
ahogada de ira
por la lluvia de hélices
que les rajan las aletas
Biografía
Andrés Espinosa Zuchel es un comunicador y poeta chileno con una amplia trayectoria en las letras. Licenciado en Comunicación Social y periodista, ha complementado su formación con estudios en escritura creativa y neuromarketing. Ha publicado tres libros de poesía, siendo el más reciente Existencias Espejos , consolidando una voz poética que combina sensibilidad y reflexión existencial. Efectos Literarios y Homo sapiens amans completan sus poemarios publicados a la fecha.
Su carrera literaria se caracteriza por el dinamismo y la integración de la poesía en espacios públicos, destacándose como gestor de ciclos y festivales literarios, como el Festival Eco-poético “Santuario de la Naturaleza” y el Festival Virtual Poético Internacional “Pájaros Errantes”.
Gracias por invitarme a ser parte de este espacio bendito de poesía
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