Julio invoca la
poesía. Su verso es la esencia en el
aire que se revela y apiada. Sus palabras tienen sabor a fruto maduro y ante el
tiempo apremiante acalla con sonetos. Aunque lo cotidiano puede volverse una
agonía lenta el poema toma forma de sonrisa hasta que un suspiro de sol nace en
el sueño.
Aquelarre
Así llega en traje oscuro
le
acompañan cigarrillos
de
unos versos saltan grillos
mientras
se lea el conjuro.
Sabor
a fruto maduro
se
comparte en cofradía
fascinante
brujería
para
el día es acicate,
con
ahínco viene el vate
a
invocar la poesía.
(Con
alas de olvido: Chillán, 2017)
Dulce
momento
Los castillos bailaban sobre el viento
la
sonrisa del alma fue distante,
malgasté
anteayer algún diamante
aguardando
un antiguo juramento.
Un
suspiro de sol nace en el sueño
de
este reo en recuerdos y en la espera
los
fantasmas oscuros son de cera,
un
ocaso amanece y soy su dueño.
Juguetean
las nubes en la tela,
un
portal para verte ya está abierto,
un
segundo inspirado es mi alimento.
Y
mi esencia en el aire se revela,
añañucas
germinan del desierto
y
me fundo en el más dulce momento.
(Con
alas de olvido: Chillán, 2017)
Resurrección
¿Quizás éste es camino de unos locos?
Si
no fuera un nocturno plato dulce
el
silencio apetece en su carroza
la
cobija de mar para un sufriente.
Puede
ser escarpada, la mañana,
¿un
rosal florecido por dolor?
Buscador
de palabra fantasmal:
¿soledad
es condena de bohemios?
¿No
es acaso ese puzle conocido?
Con
la muerte, la vida se codea
de
un soneto sepultado brota agua.
Un
troyano conoce su destino:
la
nodriza despierta a la tormenta
¡hoy
sí, Adán recupera Poesía!
(Con
alas de olvido: Chillán, 2017)
Puedes
volar
Una de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres
declaran haber sufrido abusos sexuales
en la
infancia (ONU, 2014)
Cuántas
veces quisiste ser llanto,
pero
las lágrimas fueron cautivas
en
el filo absorbente del miedo,
el
pavor por evocar un castigo.
Eres
una avecita tierna, pero frágil,
quisiste
volar, fugarte al infinito,
anhelaste
sepultar ese momento
de
agonía lenta y cotidiana.
Hace
tiempo, un ladrón insolente
quiso
robar alas espléndidas.
Ahora,
te adorna un trino ahogado,
y
tu canto es la amargura misma.
Avecita,
has confundido el rumbo,
una
tormenta estaba en la espera
fue
tu destino, ese falso refugio.
Puedes
encontrar la hendidura.
Los
planeos verdaderos de un gorrión
no
pueden ser sustraídos ni vedados.
Es
posible volar con alitas rotas.
Escondido,
un tesoro sonríe en el olvido.
No
aceptes los barrotes impuestos,
ninguna
jaula encarcela, salvo el miedo.
Hay
un resquicio, una ventana diminuta,
si
la puerta se cierra, siempre hay salida...
Avecilla,
abraza la libertad y asciende,
la
valentía inspira y consuela en creación
tu
vuelo es el vuelo del mundo negado,
de
la libertad no reconocida en los ojos,
aun
en los ojos perdidos del niño
aterrado
en el alma de tu carcelero.
(Entre
el rayo y el fuego: San Fernando, 2018)
Loco
Disparan, heladas, las frases de fuego
después
engatusan, al final es dolor.
Se
rebela y se apiada, corre cual niño.
De
día, cultiva miradas y escucha callado.
Camina
de noche en pastizales resecos
prados
más verdes, atrás en su senda
y
escucha sapitos en los charcos cercanos.
Juega
a cazar algunos versos nocturnos
en
la matriz con repudio a la nada primal
sin
resbalar al vacío de unas cuantas razones.
Atrás
dejó sus domicilios prestados
al
tiempo apremiante acalla con risas.
La
comida no falta, está en sus semillas
los
pesos no sobran, andan un poco perdidos.
Solitario
le canta al hielo amargoso
y
como faquir, hipnotiza una estrella.
De
repente se dice bastante lanzado:
―justo
ahora, tengo ganas de bailar...
(Entre
el rayo y el fuego: San Fernando, 2018)
Biografía
Julio San Martín Órdenes (Chimbarongo, Chile, 1977) Poeta
y científico. De profesión es Médico Veterinario (Universidad de Concepción),
Magíster en Ciencias con mención en Recursos Naturales (Universidad de Los
Lagos) Fue finalista de la convocatoria “Pájara Voladora, Violeta
Investigadora”, dirigida a científicos, y obtuvo una mención honrosa en el slam
de Poesía: Agua, biodiversidad y pueblos originarios (2020) Publicó el poemario
“Entre el rayo y el fuego” a través de un proyecto del Centro de Extensión
Cultural LibreArte de San Fernando, Chile (2018). También ha aparecido en
varias compilaciones y trabajado en la edición de los libros “Territorio del
Tiempo” (Olga Aguilera, 2019), “El hombre que comía espinas y otros relatos
excéntricos” (Loreley, Sebastiana Editorial 2018; 2019) y “Cuentos de ñuble
para Ñuble” (Opalina Cartonera, 2019) Actualmente, es colaborador de la ONG
cultural Casa Bukowski.
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