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Rafael-José Díaz (España)


La poesía de Díaz te promete un recuerdo. Como el mismo suele señalar sus versos vendrían a ser una especie de tríptico sobre la noche, sus trampas y precipicios. Sus palabras deshacen lo que queda de la vida para viajar en dirección a lo invisible. Acto seguido sus letras se funden con el silencio y esa piel que no comprende acerca del suspenso, ni lo extraña que puede ser la calle.


Una noche extraña

Fue una noche extraña.

 

Yo deshice en un humo lo que quedaba de mi vida,

que era poco o era nada

o era toda mi vida.

 

El humo era un humo ilícito

que salía de mi boca

y atravesaba el mosquitero

hasta fundirse con la noche.

 

Yo veía el humo salir de mi boca

y llevarse mi vida

como si fuera ilícito

que algo saliera de mi vida

para fundirse con la noche

 

Todo estaba en silencio,

pero el silencio no había aprendido

a dejar atrás

lo que quedaba de mi vida.

 

Veía a través del mosquitero

que la noche no estaba dispuesta

a aceptar

lo que la vida le daba bajo la forma del humo

 

Esperé hasta que todo volvió

al estado anterior en que ya no había humo

ni vida ni noche ni mosquitero en el límite

entre mi boca y el humo. 

 

Fue una noche extraña. 

 

La recuerdo porque, 

además de extraña, 

fue hermosa. 



Noche en suspenso

La noche no es sólo el sonido de la noche.

Hay una suspensión

de todas las cosas. 

Si has salido

no es para escuchar la noche,

sino para palparla

con todas sus estrías, sus rugosidades

que tu piel no comprende

y que quisiera comprender 

mientras paseas por los desolados

alvéolos de sombra. 

 

La noche no es tampoco

tan sólo el silencio de la noche. Hay mil

pequeñas canciones

que brotan de la hierba, de los cactus

escondidos

en los jardines delanteros de los apartamentos. 

Aprender a escuchar esas canciones

es lo único que explica tus salidas. 

 

Vas fumando unos cigarrillos

que mezclan el tabaco 

con sustancias más tóxicas. La noche

es una mezcla de sonido y de silencio

que se entreabre a tu paso

para que veas con la piel las cicatrices

que lleva su figura. 

 

Fumas adormecido

o más exaltado a cada cigarrillo

y viajas en dirección a lo invisible. 

Te agachas y recoges

la noche desprendida a tus pies, disuelta en somnolencia.



Calle farmacia

El único

regalo de la noche

es la ruina, saber

que al salir desnudo a la terraza

el pellejo sostiene

todavía los huesos,

y en la mano un cigarro

con cocaína adherida

te promete un recuerdo que no hubiera surgido

de otro modo,

una calle, un instante concreto

en una calle concreta de la que lo conservas todo

como si hubiera ocurrido

allí algo impactante,

aunque lo cierto

es que es puro vacío ese recuerdo prístino,

un escenario hueco en el que el cuerpo de entonces

muestra en todo su esplendor la ruina que es ahora,

la calle Farmacia, en Madrid,

si no recuerdo mal,

y otro cigarro ayuda, un poco más de cocaína,

sí, casi hacia el final, otra noche,

con el fragor del sábado

envolviendo nostálgico la juventud desperdiciada,

lo oyes ahora, más vivo que entonces,

un tránsito por la calle Farmacia,

vacía a esas horas,

de regreso de dónde,

la calle que se curva para esconderte de alguien

que puede estar delante o detrás,

un instante después

o muchos años antes,

ahora, en la terraza, desnudo, recordando,

con un tercer cigarro de vicio entre los labios

que te permite ahondar aún más

en el recuerdo:

sí, había alguien

que se había adelantado y tú querías alcanzarlo,

temías que se fuera para siempre

y creías que llegando al final de la calle

lo retendrías en el futuro imaginado,

no sabías

que todo ocurre para que

podamos pensar que pudo ocurrir,

un beso, acaso, en algún portal

del comienzo de la calle Farmacia,

esquina Hortaleza,

o una copa apurada en la puerta de un bar

poco antes, ahora, otro día,

mientras, desnudo, dejas que la ceniza

se quede adherida a la cocaína quemada

como el último gesto

de esta noche,

o su ruina. 


Biografía

Rafael-José Díaz (Tenerife, España, 1971) es poeta, ensayista y traductor. Se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de La Laguna. Fue director de la revista Paradiso (1993-1994). Entre 1995 y 2000 fue lector de español en las universidades de Jena y Leipzig (Alemania). Reunió sus seis primeros libros de poemas en un volumen titulado La crepitación (2012). Posteriormente ha publicado en Un sudario (2015) y Bajo los párpados de quien se aleja (2021). Es autor de cuatro entregas de su diario, los libros de ensayos Rutas y rituales y Al borde del abismo y más allá: Gustave Roud, Anne Perrier y Philippe Jaccottet, los libros de relatos Algunas de mis tumbas, El letargo y De un modo enigmático, la novela El interior del párpado y libros de prosa como Las transmisiones. Veinticuatro lugares y una carta. Igualmente, ha dado a conocer numerosas traducciones de escritores de lengua francesa, alemana e italiana.


Comentarios

  1. ¡Miles de gracias por invitarme a colaborar en este portal con tres poemas inéditos recientes! Cordiales saludos desde Canarias hasta Ecuador.

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