La poesía de Damari
cautiva entre llantos y rezos. Sus versos electrizan los gemidos al no hallar una
salida al corazón. La palabra de la escritora Rivera ruge entre los vientos convirtiendo
la desazón en una hermosa sensación de esperanza y alivio. Hemos de habitar
entre sus dudas y certezas.
Septiembre
Afuera los vientos
rugían como la panza de un monstruo.
Adentro, los miedos se
tejían como los hilos de un mantel.
La tensión del mal
tiempo aplastaba los rostros de mis viejos.
De fondo el sonido
ensordecerte de la radio,
simulaba un rosario
al que se adhieren por la fe.
“Ya está de regreso el
ojo”
Mi cuerpo tieso tropezaba con los cubos.
Un cálido alivio se asomaba
con el olor del Chocolate Cortés.
Afuera el huracán Hugo
se llevaba mi casa
y adentro el avance del tiempo me trajo la
regla;
¿por qué me suena a
castigo?
Ya soy mujer.
¿Es amor?
Cuando te recuerdo,
mis pechos se
electrizan.
Ese momento en que mis
manos sostenías
¿Es amor?
¿O es el vació de
sentirme sola y vencida?
No sé cómo le defines...
¿Si para ti es solo
compañía?
Pero esa hermosa
sensación,
fue el resguardo
donde escondí mis
heridas.
No sé cuánto tiempo
transcurrió.
En que me sentí cautiva
atrapada entre tus
manos,
yo soñé de fantasía.
Es así,
cuando creces sin amor,
sobrevives con cualquier
resto
que te parezca poesía.
Pum
Vi la imagen de mis
sueños
de-rrum-bán-do-se.
Colapsaron en la
habitación
de
una casa nueva.
Sentí mis venas rotas
pintar
las paredes
y mis ojos, luces muertas
en
aquella mansión- OFF.
Le vi partir con su
mirada bien puesta
en-
o-tras- co-sas.
Y en sus maletas mis
anhelos
se
atrevieron coger pon.
Error de arranque.
Aprendizaje en un fusil.
Inhabitable
Hoy soy un cuerpo gigante
imposible de habitar.
Estoy llena de pequeñeces
angustiadas en las esquinas
que se miran desconocidas
y divergen entre sí.
Hoy soy un sin sentido
del todo en la cabeza,
un desencuentro de la
nada en el corazón.
Hoy soy furias,
cosquillas y dudas que no paran,
un zodiaco retrogrado
empedernido,
que no encuentra la
razón.
Hoy soy esa sonda
geminiana en mi carta,
furias estancadas en
pulmones de cristal.
Un deseo que trepa
paredes y se queda en la nada,
un resplandor escondido
que le teme a atormentar.
Hoy soy gemidos en rayos
que no encuentran la salida,
ensayos de coherencia expulsados
del recital.
Paría
Y me paro.
Me paro a mí misma.
Una y otra vez.
Me paro de parirme.
De pujarme.
De sudarme.
Entre llantos y rezos.
Me paro.
Entera.
Pieza por Pieza.
Ensangrentada.
Hasta sacarme toda a la
luz
Luego
Luego
No será sin antes fijar
mis ojos en muchos cielos.
Sembrar mis dedos en
otros suelos.
Tocar ciertas pieles
vivir muchos besos
bailar par de tangos,
primero.
Nada de esquelas ni
flores.
Antes los osos polares
del norte.
Lujos, risas, vuelos.
Llegar a Los Andes.
Cosechar mil chinas.
Firmar tres mil libros.
Gritar en teatros.
Navegar en veleros.
Nada de tierra en las
pestañas.
Que primero vienen los vestidos de la India
Y una tanga bien puesta
en Brasil.
Bodas, niñes, flores,
cuentos.
Sexo. Mucho sexo…
Sin dramas ni ausencias.
Primero lo primero.
La vida, las risas, el
vino.
Los nietos, los perros.
Pintar los tejados.
Cantar cien boleros.
Verme en muchos ojos.
Perderme en dos mil
besos.
Y entonces...
Luego, luego
con la tinta marcada en
mi piel,
veinte libras menos,
sin pelo,
con sombrero,
y con la luz en mis
labios,
vuelo, vuelo.
Fase a fase.
Cielo a cielo.
Por encima de mis pies.
De mil pies.
De miles de cientos de
millones de pies.
Y ni aun así…
yo me muero.
Biografía
Sus versos estremecen mi alma de mujer.
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