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Damari Rivera Alicea (Puerto Rico)

 





La poesía de Damari cautiva entre llantos y rezos. Sus versos electrizan los gemidos al no hallar una salida al corazón. La palabra de la escritora Rivera ruge entre los vientos convirtiendo la desazón en una hermosa sensación de esperanza y alivio. Hemos de habitar entre sus dudas y certezas.  


Septiembre

Afuera los vientos rugían como la panza de un monstruo.

Adentro, los miedos se tejían como los hilos de un mantel.

La tensión del mal tiempo aplastaba los rostros de mis viejos.

De fondo el sonido ensordecerte de la radio,

simulaba un rosario

 al que se adhieren por la fe.

 

“Ya está de regreso el ojo”

 

 Mi cuerpo tieso tropezaba con los cubos.

Un cálido alivio se asomaba con el olor del Chocolate Cortés.

Afuera el huracán Hugo se llevaba mi casa

 y adentro el avance del tiempo me trajo la regla;

¿por qué me suena a castigo?

Ya soy mujer.

 

 

¿Es amor?

Cuando te recuerdo,

mis pechos se electrizan.

Ese momento en que mis manos sostenías

¿Es amor?

¿O es el vació de sentirme sola y vencida?

No sé cómo le defines...

¿Si para ti es solo compañía?

Pero esa hermosa sensación,

fue el resguardo

donde escondí mis heridas.

No sé cuánto tiempo transcurrió.

En que me sentí cautiva

atrapada entre tus manos,

yo soñé de fantasía.

Es así,

cuando creces sin amor,

sobrevives con cualquier resto

que te parezca poesía.

 

 

Pum

Vi la imagen de mis sueños

                        de-rrum-bán-do-se.

Colapsaron en la habitación

                   de una casa nueva.

Sentí mis venas rotas

                              pintar las paredes

y mis ojos, luces muertas

                              en aquella mansión- OFF.

Le vi partir con su mirada bien puesta

                              en- o-tras- co-sas.

Y en sus maletas mis anhelos

                           se atrevieron coger pon.

Error de arranque.

                        Aprendizaje en un fusil.

 

 

Inhabitable

Hoy soy un cuerpo gigante imposible de habitar.

Estoy llena de pequeñeces angustiadas en las esquinas

que se miran desconocidas y divergen entre sí.

Hoy soy un sin sentido del todo en la cabeza,

un desencuentro de la nada en el corazón.

Hoy soy furias, cosquillas y dudas que no paran,

un zodiaco retrogrado empedernido,

que no encuentra la razón.

Hoy soy esa sonda geminiana en mi carta,

furias estancadas en pulmones de cristal.

Un deseo que trepa paredes y se queda en la nada,

un resplandor escondido que le teme a atormentar.

Hoy soy gemidos en rayos que no encuentran la salida,

ensayos de coherencia expulsados del recital.

 

 

Paría

Y me paro.

Me paro a mí misma.

Una y otra vez.

Me paro de parirme.

De pujarme.

De sudarme.

 Entre llantos y rezos.

Me paro.

Entera.

Pieza por Pieza.

Ensangrentada.

Hasta sacarme toda a la luz

 

 

Luego Luego

No será sin antes fijar mis ojos en muchos cielos.

Sembrar mis dedos en otros suelos.

Tocar ciertas pieles

vivir muchos besos

bailar par de tangos, primero.

 

Nada de esquelas ni flores.

Antes los osos polares del norte.

Lujos, risas, vuelos.

Llegar a Los Andes.

Cosechar mil chinas.

Firmar tres mil libros.

Gritar en teatros.

Navegar en veleros.

 

Nada de tierra en las pestañas.

Que primero vienen los vestidos de la India

Y una tanga bien puesta en Brasil.

Bodas, niñes, flores, cuentos.

Sexo. Mucho sexo…

Sin dramas ni ausencias.

Primero lo primero.

La vida, las risas, el vino.

Los nietos, los perros.

Pintar los tejados.

Cantar cien boleros.

Verme en muchos ojos.

Perderme en dos mil besos.

 

Y entonces...

Luego, luego

con la tinta marcada en mi piel,

veinte libras menos,

sin pelo,

con sombrero,

y con la luz en mis labios,

vuelo, vuelo.

Fase a fase.

Cielo a cielo.

Por encima de mis pies.

De mil pies.

De miles de cientos de millones de pies.

Y ni aun así…

yo me muero.

 

Biografía

Damari Rivera Alicea (1979), es puertorriqueña, madre, trabajadora social y feminista que salta el mundo de la escritura por medio de su poemario testimonial Deshojada (2021), en el que revela su historia de sobrevivencia a la violencia sexual en la niñez. Esta, identifica la poesía como la tabla salvavidas para atravesar su tempestuoso mar. En el 2022 publica su segundo poemario Inhabitable en el cual apalabra vivencias cuya oscuridad le prescriben su llegada a un abismo, en el que sin lugar a dudas tiene un encuentro con su nuevo ser. Desde entonces hace de las letras su trabajo social.

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